El plan de alfabetización Y la sociedad civil


Por Manuel Ramírez.-
En el mes de enero de este año en curso 2013, se inicio una hermosa  Campaña Nacional de Alfabetización (Quisqueya  Aprende Contigo).                   El reto y desafío asumido por el gobierno del Presidente Danilo Medina Sánchez, implica la erradicación del analfabetismo en las personas jóvenes y adultas de la Rep. Dom.


  Dicha iniciativa fue acogida con beneplácito por todos/as  los sectores que forman parte de la Sociedad Civil Dominicana debido a la trascendencia de tal iniciativa.

Pues se calcula según datos de la ONE, que el índice de analfabetismo en el país es de un 13% en los sectores más pobres, marginados y excluidos del país.

El gobierno y el Ministerio de Educación convocaron a la Sociedad Civil organizada a través de sus instituciones y las universidades públicas y privadas a integrarse como parte activa de los trabajos de alfabetización que se comenzarían a ejecutar.

Entre las universidades que se comprometieron a participar podemos mencionar a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra, UTESA, UCE entre otras.

Estas universidades se habían comprometido con el presidente en el Palacio Nacional para involucrarse en el proceso y en los trabajos de la Campaña Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo. Sin embargo estamos sorprendidos de la exclusión y el manejo unilateral que las autoridades le han dado en la práctica a los procesos educativos a través del Ministerio de Educación, los equipos técnicos e instancias que dirigen la Campaña de alfabetización.





La Sociedad Civil Organizada a través de sus múltiples instituciones ha quedado excluida, en otras palabras fuera del proceso educativo que se inicio. En la práctica los trabajos de alfabetización solo lo están asumiendo el Ministerio de Educación por vía de las regionales y los distritos educativos en toda la geografía nacional y las instituciones oficiales que pertenecen al aparato del Estado.

Fuera del proceso se han quedado las universidades, incluyendo la UASD, las ONGS que desde mucho tiempo han hecho alfabetización de manera sistemática y organizada, así como los grupos comunitarios populares de todo el país.

Por eso podemos ver muy claramente que los resultados hasta ahora del proceso son tan limitados en cantidad y en calidad; porque una campaña educativa de tanta trascendencia no puede ser exitosa excluyendo a los grupos organizados de la sociedad.

Para que se logren resultados favorables se debe producir una efectiva integración del Estado y la Sociedad Civil  Organizada de todo el país. 
Sin el concurso de la Sociedad Civil Organizada no se van a lograr los objetivos y metas planteadas de reducir y eliminar el problema social del analfabetismo, que tiene como causas principales la marginalidad social, la pobreza, la exclusión y la falta de oportunidades que padecen las personas pobres de todo el país.

Lamentablemente observamos que los logros que se reportan del proceso en los medios de comunicación masiva como la radio, la televisión y la prensa escrita  no se están sintiendo en los barrios pobres, en los campos y comunidades rurales del país, que es donde están concentrados la mayoría de los analfabetos/as  e iletrados/as .

Las personas iletradas/os sin duda alguna son las amas de casas, los campesinos, los obreros, los trabajadores, los pobladores barriales y urbanos que viven en la capital y en las principales ciudades del país.

Los procesos de alfabetización no se realizan en los pasillos, o en las oficinas del Ministerio de Educación; por el contrario, se realizan en los barrios del país, como el Capotillo, Gualey, Guachupita y los Guandules, involucrando a las personas iletradas/os de manera organizada a través de sus instituciones.
Por ello se debe partir de un plan de acción y unas estrategias organizativas muy bien definidas, que parece ser, que el Ministerio de Educación no ha pensado, no lo ha diseñado y no lo está poniendo en ejecución.  

Al día de hoy, vemos con  tristeza, que muchas son las personas que no estamos participando en estos procesos de alfabetización, pues quienes están dirigiendo desde el Ministerio y el Gobierno solo le están dando participación como facilitadores/as o alfabetizadores/as  a los militantes del PLD, parece que este debe ser un requisito para poder ser involucrado  en el plan  nacional de alfabetización incluso como promotor o supervisor del proceso educativo.

De esta manera no alcanzaremos la superación del analfabetismo que padece la población pobre de la Rep. Dom. , esta sería una buena base para alcanzar la calidad educativa que tanto merecemos los ciudadanos que hacemos vida esencial en las calles del país.

Sabemos que la educación es la base del desarrollo humano: La educación es el capital del futuro; pero al ritmo que vamos el proceso terminaría en el 2030.

Creemos que en un proceso de esta naturaleza a manera de sugerencias se deben integrar a todos los sectores y a todas las organizaciones e instituciones de la Sociedad Civil Organizada del campo y la ciudad.
Se deben ofrecer facilidades e incentivos a los jóvenes de los barrios y campos que participen como facilitadores/as.

Tenemos que realizar un proceso de motivación permanente de los trabajos  de alfabetización vinculados a las acciones de desarrollo productivo de manera directa con la gente, en las comunidades cara a cara.

Las autoridades educativas del Ministerio deben abrir el abanico y permitir que otras propuestas metodológicas de alfabetización sean integradas al trabajo  educativo  y/o aprendizaje de lecto escritura y cálculo básico.
 Debemos realizar un trabajo de base, capacitando en los barrios, para luego monitorear y supervisar los trabajos de alfabetización que se ejecuten de manera efectiva.
 Tenemos  que realizar un trabajo coordinado con las ONGS, que realizan alfabetización en todo el país; a partir de acuerdos de trabajos que permitan la integración de estas instituciones.

Esperamos que estas reflexiones y puntualizaciones sirvan de motivación para que los diferentes equipos técnicos que dirigen este proceso puedan valorarlo en su justa dimensión desde una perspectiva propositiva para mejorar los resultados que se deben obtener en el futuro.

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