Campesinos hacen peregrinación para despedir a Valén, el Síndico de la Montaña
Valentín García era el sexto de 17 hermanos. Su muerte deja en la orfandad a siete hijos
El entierro fue una sentida manifestación de dolor.
La hija menor de Valen llevó la Bandera Nacional.
Este lunes, el rostro de Las Lagunas era el rostro de la tristeza.
De la cima de los montes, de los parajes sin escuela de la franja sur de la cordillera Central, del otro lado de los aguaceros, y del vientre de la bruma de julio, llegaron los campesinos en romería a despedir a Valén, el Síndico de la Montaña.
Valentín García, director del Distrito Municipal de Las Lagunas, asesinado por la espalda por un oficial de la Policía, en Santo Domingo, fue sepultado este lunes con la bandera nacional y las notas del Himno, cuando el sol declinaba, casi a las seis de la tarde, sobre los montes de Padre Las Casas.
Para llegar al lugar y despedir a su síndico, los habitantes de la montaña enfrentaron los malos senderos y la soledad de los caminos. Había lluvia y ellos la vencieron. Y como héroes silenciosos, vencieron también la pena que les produjo la pérdida de su última cosecha de habichuelas y guandules, a consecuencia de la sequía de los últimos meses.
Valentina, la hija menor del alcalde, quien es el vivo retrato de su padre, llevó la bandera nacional que encabezó el cortejo fúnebre, que partió de su casa materna, situada frente al parque más pequeño del mundo –el parque de Las Lagunas–-, atravesó las inclinadas calles del lugar, y terminó en el Cementerio Municipal, el mismo que años atrás Valentín García mandara a remozar.
Ayer, Las Lagunas entera tenía el rostro de la tristeza.
Valén era hijo de la bruma y de los montes, y dicen que su familia estaba marcada por la desgracia porque en menos de un año han muerto en ella cuatro de sus integrantes, incluyéndolo a él y a su padre Arcadio García, que falleció hace apenas cinco meses.
Los habitantes de la zona montañosa de Padre Las Casas, especialmente de las veinte comunidades situadas entre el río en Medio y el río Yaquecillo, piensan que Valentín García era uno de los suyos.
Recuerdan que cada vez que las comunidades de montaña arriba quedaban incomunicadas por la crecida de los ríos, Valén estaba ahí para socorrerlos.
Su última obra, según la Hermana Emilia González, de la congregación de las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, fue coordinar con la iglesia y las comunidades de la sierra la recolección de las 600 fundas de cemento que faltan para la terminación de un puente sobre el río en Medio, el mismo que se erige, con fondos propios, como una culpa sobre el olvido oficial.
Valentín García encabezó el pasado 10 de enero, junto a la ministra de Educación, Josefina Pimentel, el acto de inauguración de la escuela de El Roblito, el día en que la montaña recibió por primera vez a una funcionaria de ese alto rango.
La misa de cuerpo presente oficiada por los sacerdotes Gabriel Delgado Victoriano y Wikin Castillo, empezó con las palabras de la María Juana Rivas Pineda, de la congregación de las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado: “A todos nos cuesta creer que Valén está muerto. Se va, y se lleva con él muchos sueños”.
Según Fernando de los Santos, síndico de Padre Las Casas, el municipio entero, incluyendo las comunidades de las lomas y los llanos, se mantendrán vigilantes frente al proceso judicial que se le seguirá al asesino de Valentín García. “Lo único que esperan nuestras comunidades es una justicia severa”.
Valentín García era el sexto de 17 hermanos. Su muerte deja en la orfandad a siete hijos: Jordi Valentín, de 16 años; Génesis Paola, de 13; Estefanía Valentina, de 11; Chaveli, de 11; Valerie, de 5; Ezequiel, de 2; y Patry, de 5; y enluta a su esposa Solange Ainé Medina, y a su madre, Isabel de la Rosa.
Hoy que se ha ido, todos dicen que Valén, el Síndico de la Montaña, nunca dejó de tener proyectos en beneficio de las comunidades montañosas, lugar donde mandan las flores, y donde los niños nunca dejan de sonreír aunque les duela el alma.
Por: Vianco Martínez/colaboración especial
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