POR ALEJANDRO SANTANA
La población estaba pidiendo a grito,
que nuestros policías fueran más drásticos en el combate a la delincuencia, que
no fueran tan flojos, que patrullaran mas, que fueran más vigilantes, que se
hicieran notar más en los diferentes sectores.
Esa flojera de nuestros policías, se
prestó a conjeturas, a acusaciones,
fundadas y a veces mal fundadas, se exageró, la gente entendía que no les
interesaba librarnos de los delincuentes y que ellos sacaban ganancias del
grado de inseguridad que reinaba en la población.
Poniendo oído, en esos reclamos, hoy
tenemos a policías en diferentes esquinas de sectores de la ciudad, se para a
ciudadanos, a motoristas a gente a pie, a feos, a bonitos, a morenitos y en ocasiones
dejan pasar de largo a algún blanquito.
Nuestros policías se han puesto “pa, lo
suyo”, están trabajando, están deteniendo a motoristas, a delincuentes, a
personas honestas a ciudadanos de ambos colores, negros y blancos, pero ya las
protestas surgen.
Las quejas dicen que de repente tenemos
en las calles a un engendro de Rambo, a un oficial con una Usi en la mano, que
no escucha a nadie, que dice que no le interesa hablar con CIVILES.
De repente tenemos en las calles a
policías que detienen a motoristas, le piden los papeles, y cuando presentan
las copias de las matriculas, sus motores
son trasladados a la dotación policial para
depurarlos.
Esto está causando preocupación entre
los ciudadanos que entienden que si son parados para revisión y presentan sus
papeles lo correcto es que los dejen seguir su camino y no hacerles la vida imposible llevándoles
su motores al cuartel.
Es decir de la flojedad que exhibían y
por la cual se les criticaba, han adoptado una actitud, demasiado rígida al
extremo de que la población está gritando, porque están apretando demasiado.
La labor policial, no es nada fácil, es
un cuerpo armado que se ha entrenado para estar en contacto con los ciudadanos
y crea preocupación cuando un engendro de Rambo, dice que él no habla con
civiles.
Habría que recordarles a nuestros
policías que ellos son los responsables de nuestra seguridad, que ellos son los
llamados a estar en contacto con la gente, con los ciudadanos y que con ellos
tienen que hablar, aunque no les parezca.
Habría que pedirles a nuestros policías
que están en las calles, haciendo labores de prevención que no deben ser
flojos, pero que tan poco deben apretar tanto hasta ahorcarnos, o fastidiarnos
la vida, ustedes son importantes, pero de por Dios, entiendan que con los
civiles hay que hablar.