La juventud se fue y no regresa mas |
POR ALEJANDRO SANTANA
¡Ese soy yo!, y hay que aceptarlo, soy el viejo que escribe en ese digital y miles me leen, hasta la niña que me identifico al pasar por su casa.
Estaba junto a su madre y cuando me vio se dirigió a ella con esas palabras, ¡mami ese es el viejo que escribe las anécdotas en Ecos del Sur!.
La señora quiso ser diplomática conmigo, o tal vez considerada, y me dijo que la niña era algo interactiva, curiosa y pese a su edad no buscaba las tiras cómicas, en los periódicos, les gustaban las noticias.
Ella siempre esta pendiente de ese periódico, es el que su papá lee y ella sigue esa costumbre, de hecho me hablo de las anécdotas, de la vieja cuenta, del sargento bacinilla y hasta de la poeta que si seguía caminando mar adentro haría rimar la poesía.
Bueno, yo sabía que algunas personas me leen en Ecos del Sur, pero no sabía que hasta una niña de apenas once años estuviera pendiente a las publicaciones noticiosas.
Debo decir que la aseveración de la pequeña me hizo mirarme al espejo con honestidad y descubrir que los años han creado surcos en mi cara, aunque no en mi alma y espíritu.
Los años pasan y se deja de ser la figura de antaño, pero el ser el viejo que escribe en Ecos del Sur no me ha impactado tanto como la repuesta que recibí hace unos meses de su editor director.
Algunos de mis lectores asiduos, me han recomendado que cambie las fotos con que aparecen mis artículos, que no se vian bien que más bien parecían fotos para mi recordatorio.
Por las tantas veces que me lo hicieron saber, hable con Teuddy Sánchez, para que me tomara mejores fotos, pero este fue mas cruel, tajantemente me dijo que el no sabia hacer milagros.
Decirle a alguien cuando aun no ha comenzado a aceptarlo, que es un viejo, es fuerte, pero si a eso le agregan,!el viejo que escribe en Ecos del Sur!, aunque de entrada te impacte, resulta gracioso, pues se es un viejito al que leen en muchas parte del mundo.
¡Ese soy yo!, y hay que aceptarlo, soy el viejo que escribe en ese digital y miles me leen, hasta la niña que me identifico al pasar por su casa.
Estaba junto a su madre y cuando me vio se dirigió a ella con esas palabras, ¡mami ese es el viejo que escribe las anécdotas en Ecos del Sur!.
La señora quiso ser diplomática conmigo, o tal vez considerada, y me dijo que la niña era algo interactiva, curiosa y pese a su edad no buscaba las tiras cómicas, en los periódicos, les gustaban las noticias.
Ella siempre esta pendiente de ese periódico, es el que su papá lee y ella sigue esa costumbre, de hecho me hablo de las anécdotas, de la vieja cuenta, del sargento bacinilla y hasta de la poeta que si seguía caminando mar adentro haría rimar la poesía.
Bueno, yo sabía que algunas personas me leen en Ecos del Sur, pero no sabía que hasta una niña de apenas once años estuviera pendiente a las publicaciones noticiosas.
Debo decir que la aseveración de la pequeña me hizo mirarme al espejo con honestidad y descubrir que los años han creado surcos en mi cara, aunque no en mi alma y espíritu.
Los años pasan y se deja de ser la figura de antaño, pero el ser el viejo que escribe en Ecos del Sur no me ha impactado tanto como la repuesta que recibí hace unos meses de su editor director.
Algunos de mis lectores asiduos, me han recomendado que cambie las fotos con que aparecen mis artículos, que no se vian bien que más bien parecían fotos para mi recordatorio.
Por las tantas veces que me lo hicieron saber, hable con Teuddy Sánchez, para que me tomara mejores fotos, pero este fue mas cruel, tajantemente me dijo que el no sabia hacer milagros.
Decirle a alguien cuando aun no ha comenzado a aceptarlo, que es un viejo, es fuerte, pero si a eso le agregan,!el viejo que escribe en Ecos del Sur!, aunque de entrada te impacte, resulta gracioso, pues se es un viejito al que leen en muchas parte del mundo.
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