Todos los que para esa época gloriosa del periodismo
dominicano, ejercíamos el oficio con honestidad, sabíamos que estábamos condenados
a muerte, los jóvenes no albergábamos esperanzas de llegar a los 50.
Muchos no fuimos licenciados, fuimos periodistas de oficio,
algunos pasamos por una escuela de periodismo, mayormente por correspondencia,
pero teníamos las herramientas que engalanaban el ejercicio.
Gregorio García Castro, Goyito, fue de esos hombres, cuya
pluma y voz surgió de la necesidad que tenia la patria, de luchar por las
libertades, también surgimos otros.
Cuarenta años después de su muerte, leer la crónica, que
narra la tragedia, aún nos saca lágrimas, lágrimas de rabias, de impotencia y
hasta de coraje.
Cuarenta años después que sus asesinos intelectuales, aún no
han pagado sus culpas, los periodistas
de entonces reaccionamos con impotencia, pero con la firme convicción de haber
sido los que aportamos la sangre las vidas para la escasa libertad con que hoy
algunos “periodistas”, se benefician del ejercicio.
Viví, esa época, en que los periodistas, estábamos en
constante peligro de muerte, conocí en persona a Goyito, Domingo Fatule hijo,
era el corresponsal de Ultima Hora, en esta ciudad y a él , a Timo Cuello y a Mi
, nos unía una gran amistad.
Viajábamos todos los meses a cobrar los centavos que nos
pagaban por las corresponsalías que ejercíamos en varios medios, Goyito,
siempre fue muy atento, nos invitaba a
la cafetería a “un medio pollo”.
Lo del medio pollo, me despertó la conciencia, la primera vez
en que se nos invitó, Fatule, nos dijo que Goyito, nos invitaba a un medio
pollo, creí que desayunaría, nos sirvieron una especie de café con leche, y me
quede esperando el medio pollo.(así le llamaban a esa delicia de café con
leche).
Eran tiempos difíciles, para la época en esta ciudad le
pusieron precio a la cabeza del corresponsal de Noti Tiempo, de radio Comercial, algunos colegas, se han
atribuido esa gloria, pero hoy y por primera vez diré públicamente quien fue el
corresponsal, clandestino de la época.
¡Nada más y nada menos, que Gabriel Reyes!, desde la
clandestinidad y con el uso de `seudónimos hacia transmisiones en vivo, usaba
varias casas como refugio para sus transmisiones. Fue de los que tuvo que salir
al exilio, México.
Primero lo hacia el
doctor Wilson Gómez, el hijo de la
profesora Pirula, pero ella por temor lo obligo a dejar, ese tipo de periodismo
comprometido con la causa, pero peligroso a todas luces y lo asumió Gabriel
Reyes, el sobrino de María la linda.
Cuarenta años después, cuando ya los periodistas de moda son
licenciados, formados para vivir de su profesión, sin la real vinculación con
los necesitados con los que no tienen voz.
Cuarenta años después se puede hablar de muchas cosas se
pueden hacer denuncias temerarias, con el único peligro de que nos respondan
por las redes sociales, se nos insulte, se nos digan verdades, pero no se nos
mate físicamente.
Para los periodistas de los 70 fueron tiempos difíciles, teníamos
que estar corriendo, recuerdo los casos de Melton Pineda que tuvo que refugiarse
en la capital, de su hermano Olmedo y el lio de golpes que protagonizamos con
miembros del G2 del Ejército, que lo agredieron.
Para la época, en esta ciudad, ejercíamos, Luis López Méndez,
Francisco Gonzales, Timo Cuello, Bailón Melo, Manuel Nin, Gabriel Reyes, Melton
Pineda, Pepe Cuello, un servidor y otros
tantos que no recuerdo, para esa época no existían los reconocimientos, pero tampoco
los funcionarios civiles ni militares eran nuestros amigos.
Cuarenta años después,
aunque ha habido mucho olvido, no han impedido que cuando alguien escriba de
Gregorio García Castro, Goyito, el jefe de redacción de Ultima Hora, nuestras lágrimas
afloren, de rabia de impotencia y en recuerdo de una época de tanta gloria
ciudadana; de la satisfacción del deber cumplido.
GOYITO PREDIJO SU MUERTE EN UNA CHARLA SOBRE PERIODISMO, EN UN CLUB DEPORTIVO Y CULTURAL DE LA CAPITAL
ResponderEliminarCompletamente identificados con los juicios que usted, don Alejando, ha vertido en este enjundioso e histórico articulo de opinión. Goyito es un icono de la pluma y el pensamiento, un verdadero y sagrado ejemplo para los comunicadores de su época,quien además de periodista, fue un comprometido con las mejores causas de su pueblo. Una calle de mi barrio(27 de Febrero, en Santo Domingo)lleva su nombre.
Recuerdo a un amigo, que dijo que Goyito, en el marco de una charla que dictaba sobre los "Riesgos del periodismo" en un club cultural de la capital, había pronosticado su muerte (era la época de horca y cuchillo)tiempo de Nivar, Pérez y Pérez, Milo Jiménez y otros, de las mierdas cobardes de los 12 años del despotismo enfermizo, encabezado por Balaguer.
Muchas gracias, don Alejandro por orientar a la presente generación de comunicadores, por ayudarnos a comprender hoy, la forma en que debemos desarrollar nuestra profesión.
Atentamente,
Nélsido Herasme