Por: Nélsido Herasme:
Miguel
Vargas, como el diablo a la cruz, .le teme a la convención del Partido
Revolucionario. De ahí su negativa de reunir a sus organismos para ponerlos en
funcionamiento. Desde marzo del 2011, este empresario ni la va ni empresta la
batea.
Desde que perdió las primarias
internas pidió más de la cuenta y al no ser complacido amenazó con no
subirse en la patana del triunfo. Y así lo hizo. Su disgusto fue tan amargo que
se colocó de espalda a su propio partido, llegando incluso a violar la
resolución 120 del 1er. Congreso José Francisco Peña Gómez, el cual establecía de
manera tácita: “El candidato que resultare ganador de la XXIX Convención Extraordinaria
ocuparía la presidencia del Partido”, mandato que nunca cumplió
Hoy,
en el seno del Partido Revolucionario Dominicano existen aprestos malsanos de
un grupúsculo de pretender hacerle daño a su memoria.
Soy
de los que entienden que setenta años de historia no son fáciles de borrar, por
lo tanto quienes están detrás de esta infeliz intención terminarán como
Chacumbele.
En
esta organización no tenemos nada que perder, excepto la simpatía que le hemos
profesado por dos décadas y nuestra reverente y genuflexa admiración al doctor
José Francisco Peña Gómez, un hombre que fue capaz de mantener a sangre y
lágrimas un partido vigoroso y democrático, teniendo que sufrir los embates de
una dictadura y las vejaciones de sus
remanentes por años sin términos.
Este
el momento preciso para darnos cuenta si los perredeístas y el pueblo
dominicano tienen dolientes.
Esta
es la hora de los descalzos y descamisados de oponerse a la traviesa actitud de
un sector dentro del PRD que, obediente a pautas foráneas maquinan su
destrucción.
A
ese segmento de perredeístas se le habla de unidad y el responde con expulsar a quienes les interesa que su partido
juegue su rol de opositor.
Los
que quieren reunión de la comisión política son victimas del vituperio público.
Mientras
amplios sectores del PRD y de la población, mediante encuestas, reclaman oposición
y unidad de la familia perredeísta, los narices de algodón la emprenden con
sanciones, alegando que ello atenta contra la “vida normal del Partido”.
Estas
payasadas parecen invitarnos a la confrontación, donde los gallinazos le tiran
a las escopetas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario