Por Alejandro Santana
Señor presidente, viendo la realidad en que se desenvuelven guardias y policías, me induce a formularle un par de preguntas ¿es que ellos no son partes importantes del conglomerado social de nuestro país?
Durante el periodo electoral, cuando usted recorría todo el país con sus discursos y promesas de campañas, consistentes en hacer lo que nunca se había hecho y corregir lo que estaba mal ¿es que los guardias y policías no estaban en ese paquete?
Estas preguntas vienen a colación porque debido a que después de tres años de usted estar en el gobierno, los policías, guardias y otros sectores sociales siguen transitando el mismo camino de lo que nunca se ha hecho bien y pero aún, no se ha corregido lo que está mal.
Si hasta su despacho no le ha llegado la queja de los policías, esta vez personalizada en un agente valiente, debo decirle que ellos se están quejando por el bajo salario que devengan, que ahora mismo viven en la indigencia como muchos dominicanos.
Esta realidad económica y social ocurre en un país donde con bombos y platillos se anuncia, desde el despacho de la presidencia, que una cantidad considerable de ciudadanos han salido de la pobreza extrema.
Los policías y guardias, son un componente social de mucha importancia, son las salvaguardas de nuestra soberanía, los responsables de la seguridad ciudadana.
Pero señor presidente, con los bajos salarios que devengan dudo que ellos asuman ese compromiso, porque la realidad en sus hogares es deprimente,
Aunque el vocero de la Policía Nacional, General Máximo Báez Aybar, haya dicho que los beneficios colaterales de los policías es color de rosa, la realidad es otra, permítame quejarme y darle a conocer que desde esa instancia policial se le está mintiendo.
Porque si hay beneficios es a favor de algunos de ellos, un grupo de privilegiados, hijos de superiores o perteneciente a las familias de oficiales superiores. Pero no, el simple policía, el hijo de machepa, el que quiere ser honesto,nunca ha visto las cosas color de rosa sino color de hormiga.
De ese color es para el ciudadano común, el que se ha enrolado a las filas de esas instituciones a servir al pueblo, pero que dentro de ese concepto de servicio es la custodia de las familias de funcionarios poderosos económicamente, que ganan muchos miles de pesos, que compran vehículos de lujo a sus hijos, mujeres y queridas, son ellos los que se dan cuenta de que hay injusticia social.
Conprenda señor presidente lo molestos que deben sentirse los guardias y policias cuidando la opulencia y la ostentación de algunos funcionarios, mientras que ellos, en la mayoría de los casos, no tienen ni para la comida del día. No entiende usted que eso está mal, que es de las cosas que prometió corregir.
Lo que más me llama a la atención es el hecho de que usted reconoció públicamente, quizás en un arrebato breve de humanismo, que con los bajos salarios de esos servidores públicos no se podía vivir.
Usted lo visualizo, entendió que eso estaba mal, pero no lo ha corregido. Dicen varios de sus ministros que es imposible cambiar esa realidad, que se inscribe dentro de su concepto de hacer lo que nunca se ha hecho.
"No hay dinero", "es imposible por el momento", son las declaraciones de algunos de sus colaboradores con relación al necesario aumento de los sueldos a policías y guardias, y eso,señor presidente está mal.
Las declaraciones públicas de ese agente policial en las redes sociales son la radiografía general de como andan las cosas en las filas de las Instituciones, castrenses y policiales y muchos no han tenido la valentía de expresarse públicamente por temor a ser cancelados.
Esa queja policial, es una protesta generalizada, ya se están manifestando públicamente señor presidente, esa realidad se debe a las promesas incumplidas.
Voy a señalar otras cosas que están mal y que están generando protestas; la inseguridad, la corrupción, la delincuencia, los apagones y la falta de agua potable en los hogares.
Esas son parte de sus promesas de campaña, son de las cosas que usted visualizó que estaban mal, que debían corregirse, pero no se han hecho, aunque le hagan creer que se están resolviendo.
Para finalizar, permítame decirle señor presidente que los apagones se han incrementado, la inseguridad ha ido en crecimiento, la delincuencia por igual, aunque a usted en su despacho le digan otras cosas.
Esas son las cosas que se deben corregir en lo inmediato, porque no están bien, están mal. Pero usted prometió corregir lo que estaba mal y si por si acaso quiere establecer un orden de prioridad, debo sugerirle que empiece por la inseguridad ciudadana y la delincuencia.
Esas son de las cosas que hacen perder unas elecciones, señor presidente, porque el descontento de los votantes tiene más valor que los números favorables de las encuestas.
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