POR
ALEJANDRO SANTANA
El veterano periodista Juan
Francisco Matos Espinosa me comentaba del desconocimiento de nuestros
funcionarios a la hora de asumir lo que aconsejan las reglas protocolares en
las actividades públicas.
Argumentándome sobre el tema me dijo que cuando hay una actividad pública,
donde se invita a funcionarios locales, sean civiles o militares, estos
desconocen cuál debe ser el lugar que
deben ocupar en el presídium.
Ese desconocimiento, me dijo, impide a los encargados del protocolo,
organizar de manera correcta, la ubicación de cada quien, porque estos por su
desconocimiento se ofenden cuando los
tratan de colocar correctamente.
Me indicó por ejemplo, que cuando viene a la provincia un ministro, y tiene
que sentarse en la mesa de honor, debe hacerlo al centro, y a su izquierda debe
estar sentado el subalterno
inmediato,(el representante local de esa cartera).
Mientras que a la derecha de ese ministro debe estar sentado el Gobernador de la provincia por ser el representante del
poder ejecutivo.
Pero eso no está ocurriendo por desconocimiento y aunque los asientos estén
marcados, los funcionarios invitados al encuentro o evento, se acomodan en los
lugares que no les corresponden.
Citó el caso del acto donde estuvo presente el procurador general de la
República, Francisco Domínguez Brito, este estaba sentado y muy distante
estaba, Esteban Sánchez, procurador de la corte de apelación de esta provincia,
lo que causó muy mala impresión.
Me indicó que eso se debe a que los funcionarios locales desconocen de ese
protocolo, y por eso hacen el papelazo, sentándose en los lugares que no les
corresponden.
Y lo peor, es cuando se va a un recorrido, el ministro visitante adelante
rodeado de un sinnúmero de tumba polvo y el representante local, en la cola de
la fila dando la impresión de que le han echado un boche, o lo han votado del
cargo.
Otro acto de mal gusto es que cuando
se está hablando de temas importantes, siempre hay un funcionario concentrado
en los mensajes de su Black berry, lo que lo hace lucir como un estúpido.
Me insistió que hablara de esos temas porque los funcionarios locales no se
dejan asesorar y por eso en ocasiones dan una mala impresión frente a sus
superiores inmediatos, lo que no debe seguir ocurriendo.
Complací al amigo y colega de mucha data, Juan Francisco, porque me dijo
que hablara de eso para que nuestros
funcionarios no pasen vergüenza en otras provincias donde se da importancia al
protocolo.
Así lo he hecho y lo dejo como tarea
a ver si nuestros incumbentes copian las reglas protocolares que aconsejan las investiduras en este caso.