POR ALEJANDRO SANTANA
Es lo que está ocurriendo en el barrio
de Palmarito a la entrada de la ciudad, donde es usual, obstaculizar el
transito, romper los cristales de los vehículos que por allí transitan.
Es usual la quema de neumáticos, lanzar
desperdicios a la vía y poner en peligro la vida de los que por el lugar tienen
que desplazarse, para salir o entrar a la ciudad.
En ocasiones protestan por un problema,
mayormente por la suspensión del servicio eléctrico, un servicio que se
suspende en el país entero y de manera particular en todos los demás barrios de
la ciudad.
Pero allí se protesta, y se protesta al
estilo, salvaje, se usan los mismos métodos que ya han caducado en todas las
sociedades modernas.
No es que estemos en desacuerdo con las
protestas, frente a los problemas que nos afectan, que son muchos, pero no
debemos protestar por un problema causando otros problemas a la ciudadanía.
Qué culpa tiene el dueño de un
carro que transita por la vía que da acceso a la ciudad, para que le
rompan los cristales del mismo, y qué culpa tiene otro ciudadano de que nos
sigan castigando con los apagones.
Con ese método de protesta nadie estará
de acuerdo con ustedes y demandará de las autoridades que tomen cartas en el
asunto que se está tornando peligroso,
Sería bueno, que las autoridades
policiales, y el ministerio publico promuevan un encuentro con los representes
de los grupos que organizan esas protestas.
Y sería bueno que esa reunión se produzca, antes que en la vía
de entrada a nuestra ciudad ocurra una matanza, porque aparte de los cristales
rotos ya ha habido personas que han resultado
leccionados con las piedras que se lanzan.
Y debe ser así porque no todo ciudadano está
en condiciones de tolerar que le rompan los cristales del vehiculó que han
adquirido con grandes sacrificio.
Pero sería bueno también que los que aúpan
esas protestas entiendan que están lanzando a esos que protestan a una posible muerte.
Y, si por alguna razón esa reunión no se
produce, porque no haya el deseo de corregir lo que no está bien, la población
debe exigir como ya lo está haciendo que las autoridades actúen en consecuencia.
Porque las entradas a las ciudades deben
ser seguras para todos y nadie está en el derecho de alterar el orden y poner en peligro la vida de otros ciudadanos.