Frank Jimenez, recordando tiempos idos en su pueblo Barahona |
por Frank Jiménez
Quien no recuerda aquellos adivinadores callejeros que hacían rondas de personas en diferentes lugares de la ciudad de Barahona, especialmente en aquellos lugares donde existía un gran flujo de transeúntes.
Eran reconocidos fácilmente ya que se hacían acompañar de un equipo conformado por un adivinador o mentalista que se hacía llamar “Profesor” y se auto calificaba de tener grandes conocimientos de las ciencias ocultas, magia blanca y negra, quiromancia, etc.; también un “dador o animador”, una o dos personas como asistentes, algún amigo encubierto para dar fe de que lo que dice es cierto y una culebrota a la que llamaban “Cuchi Cuchi “para el ritual de la adivinanza.
Casi siempre los encontraba en la calle Uruguay esquina Padre Billini, donde estaba la Tienda El Encanto y la curiosidad hacia que se juntaran una buena cantidad de personas, muchas de ellas buscaban saber de alguna manera cosas de su vida, en especial sobre la suerte y la salud, y lo que le deparaba el futuro.
Al adivinador (según información era un señor llamado Mercade, hijo de Pelegrin) a quien llamaban “Profesor “con nombres tan exóticos como “Yambaclá”, siempre vestido de negro para dar la impresión que tenía poderes sobrenaturales, le cubrían los ojos con un paño negro para así concentrarse y responder todas las preguntas formulada por el animador en una combinación de palabras, que según se dice era el alfabeto utilizado para responder nombres, colores, género y otras cosas.
Para impresionar más a aquellos el adivinador se colocaba la serpiente enroscada en el cuello y afirmaba que ella le transmitía poderes sobrenaturales. Fueron muchas las personas que eran estafadas al caer en esta modalidad de engaños impresionados por la capacidad de estas personas en adivinar cosas para ellos desconocidas.
Eran los tiempos en que llegaron algunos adivinadores, hasta con acento extranjero para embaucar a los incautos barahoneros con programas de radio, respondiendo correspondencias con seudónimos inventados para dar la impresión de que dominan la magia negra y otras artes que juntaban con aquellas para referirlos a una consulta privada en la que estafaban y hacían recomendaciones con pociones de brujería que podían causarle daños irreparables a las personas consultadas.
En los años 70’s era común encontrarlos en las calles y recuerdo aquella frase que el animador le repetía a alguno de los allí presente, para luego repetirla en traba lengua y que se hizo muy famosa entre los jóvenes de la época: “VIVA LA GRAN EMPERPERICUTIFLAUTICA RECOMBAMBICULACION AMIGOS DE FRACACATATIVO Y ALCAZELZER”… ¡¡¡que tiempos aquellos!!!!
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