POR
ALEJANDRO SANTANA
Es doloroso, es como tener la
muerte mas cerca de lo que uno se pueda imaginar, aunque sin ese condicionante también
se pueda morir, porque es ley de vida si naces mueres.
Y en ocasiones no es miedo a
la muerte física, es miedo y terror a la muerte causada por los rumores, por las
murmuraciones por la mal dicencia de los demás.
Lo que pretendo narrar no es
mi caso, es el de una amiga a quien hace unos diez a;os se le diagnostico
VIH-SIDA en un centro medico de nuestro pueblo.
La noticia se coló o la
colaron personal del establecimiento, llegando a su barrio y a oídos de muchos
de sus amigos, que le dieron la espalda, la abandonaron.
Una joven bien parecida muy
en forma, solicitada, por muchos pretendientes, joven con deseos de vivir, de
repente pasa por la pena de ver alejarse sus amigos.
Pese a las jornadas de
educación que las instituciones que tienen que ver con el tema, realizan las
estigmatizaciones siempre llegan y se cae en depresiones y hay que ser demasiado
fuerte para seguir adelante.
Mi amiga siguió a delante, no
le importo el diagnostico medico, que la noticia hubiera llegado a su barrio
que sus amigos hasta le retiraran el saludo que sus amigas murmuraran que
atribuyeran el diagnostico a su fama de mujer fácil.
Entendió que en este pueblo había
ocurrido lo mismo que ocurre cuando alguien rompe una hoja de papel en mil
pedacitos, sube a la torre mas alta y desde allí los esparce al vacío.
Por mas que se pretenda
recogerlo seria difícil, ella lo entendió así porque en su intima convicción no
estaba contagiada de VIH, pues acudió a ese centro medico porque se había
practicado un aborto que le produjo mucha perdida de sangre.
Opto por irse del pueblo, se
marcho lo mas lejos que pudo, vivió alejada de las relaciones sexuales, hasta
que conoció a alguien que le ofreció matrimonio, el cual se negó a aceptar.
Luego de mucha insistencia
del pretendiente, en saber las razones que la hacían resistirse, le contó que
hacia unos a;os que en su ciudad la habían diagnosticado VIH, positiva.
Su pretendiente que era un
extranjero, agradeció su honestidad no obstante, pidiéndole que se fueran a
vivir al país de el, lo que acepto de buena gana.
Ya en el exterior, su
pretendiente decide llevarla donde especialista a practicarle pruebas, con la
consiguiente verdad de que su diagnostico original fue mal interpretado, no
tenia esa condición.
Se casaron hoy han procreado
tres hijos, es una pareja feliz, lejos de su ciudad natal donde la diagnosticaron
con VIH-SIDA y donde hasta sus amigas mas intimas la estigmatizaron y sus
amigos se le alejaron.
Al contarme la historia, ella
dice, pusieron a correr un rumor o un diagnostico que en ningún momento debió
salir del centro medico donde me hicieron las pruebas.
Su preocupación es a cuantas
personas les ha pasado lo mismo que a mi y se hace una pregunta, acaso se podrían
recoger los miles de dedazos de papel lanzados al vacío, se puede resarcir el daño
que se hace al difundir un rumor una mentira, un comentario fuera de lógica.
Le duele todo eso porque
entiende que cuando por hacer mal uso de nuestra lengua, hacemos da;os no hay
manera de resarcir el mal que se ha esparcido como trozos de papel lanzado
desde la torre mas alta hacia el vacío.
Es posible que esta historia
contada de ese modo no tenga o no se le de la importancia que entiendo tiene,
pero he hecho alusión a ella para dejar claro que el mal uso de nuestro
lenguaje, el poco control de nuestra lengua nos puede acarrear dificultades.
He visto en algunos lugares
letreros como aquel que reza, enjuáguese la lengua con miel antes de hablar, es
decir tenga cuidado al llamar ladrón a los demás, tenga cuidado en endilgarle
cosas a los demás sin tener en las manos los instrumentos de prueba.
Y digo esto para que no nos
pase como le paso al hombre que estando en un monte perdido, agobiado de la sed y llega a un pozo de donde saca la
basura y sacia su sed.
Pero habiendo saciado su sed,
se excrementa en el charco, y se marcha,
pero se pierde, nuevamente, le ataca la sed y donde llega fue al mismo charco
donde se había excrementado, no teniendo otra alternativa que sacar su excrementos
y beberse el agua.
He tenido esa preocupación en
la vida, he rogado a Dios que no me permita un día llegar a ser el protagonista
de la historia del hombre que se excremento en el agua para que nadie bebiera
de ella, pero que a el le toco ser que
se tragara su propio excremento. Por favor no lo asocien a ninguna situación en
particular.
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