POR
ALEJANDRO SANTANA
Desde Hace
un tiempo, he seguido a algunos amigos y hasta colegas que se escandalizan por
la presencia de enfermos mentales que
andan desnudos o hacen diabluras en lugares públicos.
Algunos han
subido fotos donde aparecen esas personas desnudas, han colocado comentarios,
han culpado a las autoridades de esas
escenas que se producen en lugares específicos.
Pero han
sido dimensionadas, al ser subidas a las redes sociales, es decir hemos expuesto al mundo, nuestra vergüenza.
Una pobre
mujer desnuda, en vez de buscarle ropa y taparla, exponemos su desnudez, la exhibimos y culpamos a las
autoridades de lo que sería una responsabilidad colectiva, y creemos que
hacemos una buena labor difundiendo el morbo.
Cuándo vamos
a entender que hay acciones que no la hacen personas en sus sanos juicios?, pero la observamos, la
fotografiamos, la subimos a las redes y creemos que la vergüenza debe ser de
las autoridades.
Cuando
ocurren esos casos, nunca las autoridades están por esos alrededores, pero
hacemos la foto la dimensionamos como para que les de vergüenza, cuando esa vergüenza
es de todos.
Parece que
no alcanzamos a entender que la ciudad es de todos y que todos tenemos la
responsabilidad de que las cosas marchen bien en ella.
En ocasión
vemos a un mozalbete destruir la propiedad pública, pero no hacemos nada, no lo
impedimos, vemos a un enfermo mental orinándose en pleno parque, lo que pudo
haber pasado desapercibido, pero lo dimensionamos, como para que de vergüenza.
Vergüenza que
debe ser colectiva, y debo decir que hay una familia en la ciudad que ha dado
varios enfermos mentales y pudiendo ellos tenerlos en lugares donde no hagan daño,
se hacen de la vista gorda.
Pero defiéndete
de alguna agresión de ellos, para que veas cómo reaccionan, y partiendo de ahí
debo decir que las autoridades gubernamentales pudieran tener un manicomio
habilitado para encerrar a esos enfermos.
De ahí es
que parto para destacar que la vergüenza que les quieren endilgar a
autoridades, provinciales, municipales y hasta las de salud es una vergüenza del
Estado que en política sanitaria ha retrocedido.
Ha
retrocedido porque en la era del tirano Trujillo, teníamos un 28, ó manicomio
que por el lugar de ubicación le llamábamos de ese modo, ahora cuando
supuestamente hemos avanzado, ya no opera.
Y aunque la vergüenza
sea colectiva, a los familiares de esas personas que andan deambulando por las
calles, deben darles más vergüenza de ver a los suyos causando todo tipo de
trastorno a la tranquilidad y el esparcimiento de la ciudadanía.
Así que en
lo adelante cuando vea a una pobre mujer enferma desnuda en las calles busque
con que cubrirla y cuando vea una acción vergonzosa de algún enajenado no la
dimensione subiéndola a las redes, porque estará dimensionando su propia vergüenza
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