SANTO DOMINGO (R. Dominicana).- El sacerdote jesuita Pablo Mella ha sostenido un diálogo extenso y profundo con prácticamente toda la documentación sobre Juan Pablo Duarte y sus ideas. Uno de los resultados de este proceso es su libro Los espejos de Duarte, laureado con el Premio Nacional de Ensayo en 2013, que como el título refiere, presenta distintas formas en que podemos ver al patricio (o su reflejo), según el investigador-historiador y su contexto.
Pero nunca se presenta a Duarte en sí, porque el autor está convencido de que de él sólo nos quedan espejos: “Lo que yo pueda concluir es otro espejo, el espejo de Pablo Mella”, precisa.
Mella afirma que no busca desmitificar al patricio. Lo que sí cuestiona es la forma en que el historiador “construye” el pasado y asegura que, si algo se desmitifica en su libro, es precisamente eso. También critica la integralidad del Ideario de Duarte porque está hecho de fragmentos que, a su entender, podrían tener un sentido o matiz distinto si se estudian en su contexto.
Dice que con su libro no tiene intención de desmitificar nada en torno a la figura de Duarte, pero algunos de sus lectores consideran que, en efecto, lo hace. ¿Qué piensa?
Primero, "desmitificación” es una palabra que introdujo un teólogo biblista protestante, Rudolf Bultmann, y la pretensión de la desmitificación es decir que lo que existe, sobre todo en torno a la figura de Jesús, está mezclado con el mito, que en este caso sería el carácter divino que se le da a Jesús. Entonces, la idea de la desmitificación es quitarle lo divino a una figura considerada divina. Creo que la mayor parte de la literatura duartiana tiene elementos mitificadores pero no lo son totalmente. Por eso no hay que hacer una desmitificación, sino leer lo que hay con una serie de elementos críticos. Y lo segundo es que los desmitificadores creen que ellos pueden dar la versión original de lo que pasó y yo renuncio a eso.
Con la metodología que utilizo no podemos llegar a reconstruir exactamente lo que pasó ni el significado de lo que pasó, sino que uno va haciendo interpretaciones e hipótesis y da como más posible una cosa que otra. El caso más claro de la bibliografía que revisé es todo lo que tiene que ver con La Trinitaria. Revisé todo, creo. Y no se puede llegar a una conclusión única. La versión de La Trinitaria que tenemos se fundamenta en una lectura unilateral y sesgada de un documento escrito en 1887 por José María Serra, que se llama “Apuntes para la historia de los trinitarios fundadores de la República Dominicana”.
Muestro en mi libro que al autor no le interesa hablar de La Trinitaria, sino de los trinitarios, como el título dice. Todo el afán es tener la lista de quiénes habían participado y quiénes no, porque eso les daba una serie de ventajas a las personas consideradas. Pero a otros documentos que tendrían el mismo valor, de otros trinitarios, nadie les hace caso. Transcribo uno en mi libro. Ese documento lo desaparecieron, pero tiene el mismo valor que el otro. Y si los comparas, ni la lista, ni las actividades, ni nada coincide. Entonces, ¿quién decidió que Duarte es el fundador de la Patria? Los historiadores lo decidieron. Mientras que hay documentos que dicen que no fue él. ¿Podemos llegar a una total certeza? Entiendo que no. Y por eso entiendo que no soy un desmitificador. No pretendo decir lo que pasó, sino mostrar que hay muchos documentos, cuál es su estado y que es posible acercarse a ellos. Lo que yo sí desmitifico es la historiografía dominicana, la manera en que se escribe la historia, pero no a Duarte.
¿Entre los historiadores hay conciencia de que el historiador construye gran parte de lo que cuenta?
Sí. El historiador construye y yo construyo. Cuando escribes un artículo, construyes. Todos construimos. No pretendo que he logrado cerrar la discusión. Están los documentos ahí, hay amplia bibliografía, vamos a trabajar.
Desde el análisis del discurso se observa que cuando la gente cita a Duarte en realidad no dice nada de Duarte o dice muy poca cosa.
Dice que con frecuencia se cita a Duarte para no pensar. ¿Cómo eso se expresa en el quehacer político o en la cotidianidad?
Me llamaba la atención, siempre, que cuando iba a una actividad era común oír que alguien decía una frase del tipo “porque con los ideales de Duarte” y después no se decía nada. Desde el análisis del discurso se observa que cuando la gente cita a Duarte en realidad no dice nada de Duarte o dice muy poca cosa. Puede ser que sepa mucho, pero no lo dice. Entonces, básicamente la gente cita a Duarte para reforzar su propia posición o para callar al otro. Cuando se cita a Duarte no se discute más, porque es una especie de juicio definitivo. Desde el punto de vista de la lógica eso se llama argumento de autoridad, que además cierra la discusión. Digo que no, que hay que seguir hablando, que eso es la democracia.
¿Eso puede suponer, en algún momento, una distorsión de las ideas de Duarte para justificar una posición o una ideología?
La respuesta es sí. Creo que todos, cuando citamos a otros, los distorsionamos. Esto se aplica a todo y no hay ningún misterio en eso. Sí es importante dar cuenta de cómo estamos trayendo la cita de la persona en cuestión. El otro problema que no consigo responder, o no le he dedicado suficiente tiempo, es que lo que hemos recibido como pensamiento de Duarte son fragmentos. El documento que tal vez expresaría más la ideología y la forma de pensar de Duarte pudo haber sido el proyecto de Constitución, y él lo rompió, según los testimonios que dejó su hermana. Entonces tenemos fragmentos, hipótesis.
A través de una frase u otra formulamos hipótesis reconstructivas y vemos qué estaba de moda en el siglo XIX, qué pudo haber leído este señor. Por ejemplo, parece que leyó a Benjamin Constant, por lo del poder municipal. Muchos dicen que todo por lo que luchó es resultado de lo que aprendió en Barcelona. Yo no comparto esa idea. Junto con Rubén Silié creo que Duarte aprendió más de las luchas en Haití. De hecho, la bandera dominicana era la misma bandera haitiana con una cruz blanca arriba, y después se invirtieron los cuartos, pero era la misma bandera haitiana. Era el mismo proyecto político pero también eran dos naciones distintas. Las élites de aquí optaron por este corte y fundaron un Estado distinto. Pero el proyecto político, que era sobre todo en torno a la eliminación de la esclavitud y una cierta dinamización de la economía, eso más o menos se compartía. …La cruz implicaba una ruptura. Por eso la palabra que predomina en los documentos de 1844 es la palabra separación. Nos separamos. Entiendo que fue un corte político de tipo nacional y redistribución de poderes. Y muchas cosas pasaron en esa época que todavía están por reescribirse, a partir de otra manera de leer los documentos. La historia que tenemos en la cabeza, básicamente, la creó José Gabriel García, y eso tiene que revisarse en muchos sentidos.
Muchas cosas pasaron en esa época que todavía están por reescribirse, a partir de otra manera de leer los documentos.
Usted que ha estudiado esos documentos, ¿considera que en alguna medida Duarte es, todavía, un secreto?
No creo que sea un secreto porque el Instituto Duartiano ha publicado casi todo. Lo que sí podemos decir es que es un campo de investigación que tiene que ganar más en rigor, en reflexión y en pluralidad. Hay que seguir profundizando.
Pero se quejaba de que hay muchos documentos en poder de particulares, ¿no son tantos?
No son tantos, pero por ejemplo, parece que la versión más larga de los apuntes de Rosa Duarte todavía no se conoce, y hay que hacer una edición nueva, con los manuscritos y con personas más entendidas.
¿Dónde está eso?
En el fondo de Rodríguez Demorizi, según dice el prólogo de Apuntes de Rosa Duarte. La familia Rodríguez Demorizi lo tiene y yo entiendo que debería escanearse y ponerse en manos de especialistas. Si ellos no quieren donar el papel, por lo menos que dejen que se escanee.
Un economista importante apuntaba que las estadísticas, si las torturas lo suficiente, terminan confesando, en alusión a las posibilidades de manipularlas. ¿Podemos aplicar esto mismo para las ideas de Duarte?
Sabiendo que es una analogía lo que estás haciendo, la respuesta es sí. Te voy a poner un ejemplo. La primera biografía completa de Duarte la escribió José Gabriel García y fue publicada el primero de marzo de 1884. Es una biografía completa, pero corta, unas ocho páginas. Ahora, es el primer texto de tipo biográfico. He dado charlas donde pongo ese texto como ejemplo. Y la pregunta que se hace José Gabriel García es ¿quién fue el primer caudillo dominicano? En una ocasión, durante una conferencia, me dicen que es una ofensa llamar caudillo al fundador de la República. Y tuve que explicar que en el siglo XIX la palabra caudillo no tenía un sentido negativo, sino que significaba lo que en el español de hoy es líder. Era una palabra eminentemente positiva a final del siglo XIX. Es en ese sentido que diría que la comparación con las estadísticas es cierta. Pero se añade algo más: que ya cinco no significa cinco, no significa lo mismo que significaba en el siglo XIX. Leemos documentos y, si no se tiene bien el contexto, es posible que pongamos a ese documento a decir lo que no dice. No tiene que ver con intencionalidad o no intencionalidad y para fines de interpretación crítica da lo mismo. Claro, si es intencional hay un juicio de descalificación moral del investigador, porque manipuló tal documento.
Decía que lo que nos llega de las ideas de Duarte son fragmentos, ¿qué tanto esto nos limita en su conocimiento?
La mayoría de la gente lo que recibe como ideas de Duarte es el Ideario de Duarte. El problema es cómo está construido el ideario de Duarte. El Ideario es un gran trabajo de revisión de documentación, pero es un trabajo que hizo don Vetilio Alfau Durán en los años 50 y son retazos de frases. Entonces, las frases significan cualquier cosa porque están fuera de contexto. Por ejemplo, la que está en la carta a los puertoplateños, que la citan para decir que Duarte renunció a la presidencia; yo me inclino a pensar que es lo contrario, que él acepta. No es lo mismo agarrar una frase suelta que verla en su contexto. Ese es el problema de ese ideario. Siempre se repite la misma cosa porque nadie se ha puesto a trabajar en otra propuesta, por lo menos textual. Si uno se sitúa en el contexto de las frases, la interpretación será mucho más rica y matizada. Es un trabajo pendiente.
Veo a Duarte, sobre todo y según dice su hermana, queriendo procurar lo que él llama la unidad de la raza. En singular. Si revisan la bibliografía van a ver que los autores posteriores colaron una s, y dice la unidad de las razas.
Para Pablo Mella, ¿quién era Juan Pablo Duarte y cuáles eran sus ideas?
Me hice esa pregunta durante mi investigación y escribí un borrador de capítulo que después borré. Quería quedarme sin ninguna imagen. Pero claro que Pablo Mella tiene su espejo también, es sólo que no lo escribí. Veo a Duarte, sobre todo y según dice su hermana, queriendo procurar lo que él llama la unidad de la raza. En singular. Si revisan la bibliografía verán que los autores posteriores colaron una s, y dice la unidad de las razas. Y esa interpretación es errónea. En los papeles que nos quedan y en un poema, él no habla de la unidad de las razas, sino de la unidad de la raza. La unidad de la raza, como se hablaba en el siglo XIX, hacía referencia a la humanidad. Entonces, proyectando la ideología de uno para el pasado, diría que Duarte estaba orientado hacia los derechos humanos y que si por algo debería caracterizarse la República Dominicana es por eso, el respeto a los derechos humanos. La cita más común que se hace de Duarte está tomada –no se sabe a ciencia cierta si lo dijo o no- del escrito de José María Serra. Pero eso lo escribió Serra de memoria cincuenta años después. Y es muy dudoso que esa frase la haya pronunciado Duarte. Yo no puedo decir si la pronunció o no. Lo que puedo decir es que está reconstruida por un señor que se está muriendo, con 85 años de edad.
Duarte estaba orientado hacia los derechos humanos y que si por algo debería caracterizarse la República Dominicana debería ser por eso, el respeto a los derechos humanos.
¿De qué frase se trata?
Es la que hace referencia a que entre Haití y la República Dominicana no es posible una fusión. No podemos asegurar que la haya dicho así. De todas maneras, en el texto de Serra eso es solo una línea y las demás líneas que siguen son una alabanza grandísima al proyecto político de Haití. Pero el punto que quiero señalar es que pienso que Duarte estaba inclinado hacia un tipo de proyecto que contara con la mayoría de la población dominicana, que estaba excluida. Esa es la impresión que tengo. Pero ahí viene la trampa: ¿es eso Duarte o es Pablo Mella? Me inclino a pensar, por mi misma metodología, que es más Pablo Mella que Duarte. Cada investigador se proyecta, de alguna manera, en Duarte. También veo claro que Duarte tenía la idea de tener un control político.
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