Por: Ing. Leonardo Grisanty
@GrisantyCosme
Mi primer rol es de ciudadano,
luego soy político, servidor público e ingeniero.
Todo Presidente debe tener la
oportunidad de que el pueblo dicte si su ejercicio de Gobierno fue bueno,
regular o malo. Esta calificación la podría obtener con su participación en un
proceso electoral inmediato al finalizar sus primeros cuatro años. Siendo el
pueblo el quién ponga la calificación.
En la constitución de 1994
cometimos un error prohibiendo la reelección, una prohibición que buscaba, en
ese entonces, frenar, detener la continuidad de Balaguer en el poder. En ese
momento teníamos la oportunidad de la reelección indefinida y en 1994
pasamos a la no reelección. No obstante en el año 2003, de cara a las
elecciones del año 2004 la constitución fue modificada para permitir la
reelección presidencial usando el modelo de los Estados Unidos de Norteamérica,
modelo que fue cambiado en la constitución del año 2010.
Era entonces la constitución
del año 2003, con la cuál fuimos a elecciones en el 2004 y 2008 el modelo que
permitía un relevo generacional. Era el modelo de EEUU. En el 2010 el entonces
presidente Leonel Fernández quién no estaba hábil para regresar nunca más por
el modelo de la constitución de 2003, modifica la constitución y cambia el
modelo, un período si, uno por el medio y reelección.
¿Por qué digo reelección?
Porque un presidente que haya
sido electo en un período y quiera volver es un modo, método, modelo o sinónimo
de una reelección; en este caso no consecutiva.
El modelo de la actual
constitución impide, le quita el derecho al pueblo de valorar o sancionar la
Gestión Presidencial.
Por ello, viendo los modelos
de la constitución antes de 1994, el modelo con que fuimos a elecciones en el
año 2004 y el promulgado en el año 2010, analizando desde la perspectiva de
darle el derecho al pueblo de evaluar una Dirección de Gobierno como buena o
mala… entiendo que debemos volver al modelo de los Estados Unidos de Norteamérica.
Esta etapa en que contamos con
un Estado Democrático y de Derecho, con instituciones más fuertes, leyes más
rigurosas y veedores de la democracia debemos volver al modelo Norteamericano. Debemos
devolverle al pueblo la autoridad, el derecho de calificar un Presidente en
ejercicio, si este lo desea, como bueno o malo. Hoy contamos con monitoreo de
elecciones, instituciones más sólidas, contamos con organismo internacionales
que validan los comicios y garantizan el desenvolvimiento de los mismos. A todo
esto no podemos dejar de lado la participación de la Sociedad Civil en los
procesos.
Soy de los participes de que
una vez finalizado los 8 años de Gobierno, si el Presidente en ejercicio fuera
reelecto de manera consecutiva, éste último debe quedar inhabilitado para
volver a ser elegido.
Con esto garantizamos dos
aspectos fundamentales: el primero que el pueblo sancione y califique en las
urnas a los Presidentes como buenos o malos, y segundo, que en la República
Dominicana se vaya creando una cultura de relevo generacional sesgada por la
clase política, permitiendo con esto que más ciudadanos se interesen por el
ejercicio político y provocar que la preparación sea una herramienta
obligatoria. Con esto aumentaremos el muy desgastado debate de las ideas. Con este
modelo garantizamos que los líderes se desarrollen.
El modelo Norteamericano es el
que más le conviene a la República Dominicana. Hoy tenemos un presidente donde
el 94,2% de la población aprueba su gestión. Un presidente donde el 84.4%
quiere que continúe cuatro años más. Un presidente donde el 86.6% de los
miembros de su partido quieren que él sea el candidato. Un presidente cercano,
que ha humanizado la Gestión Presidencial y ha basado sus políticas públicas en
el amor al prójimo.
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