Una
Constitución civilizada en un país de salvajes
POR
ALEJANDRO SANTANA
OPINIÓN...........
Quitar del
medio a los delincuentes, es un tema que sin lugar a dudas nos mantendrá dividido
y será muy arriesgado, el pronunciarse en público sobre ese tema.
Y quien lo
haga, será tildado por muchos, como cavernario, asesino, deshumanizado,
tremendista y otros tantos epítetos más.
Y hay que
entenderlo al vivir en un país donde las religiones juegan un gran papel y
dentro de sus doctrinas esta el salvar las almas, preservar las vidas de los
ciudadanos.
Los mismos
conceptos de nuestra Constitución y leyes, carta magna y leyes, civilizadas en
un país donde la delincuencia mantiene
con los nervios de punto y un temor generalizado a todos los ciudadanos.
Donde cada
día se producen por lo menos cien hechos de violencia y donde por lo menos de
cada cien hechos, se producen unas treinta muertes violentas en atracos
cometidos por delincuentes.
Un país
donde el delincuente se las arregla para burlar a la autoridad y cometer sus fechorías,
un país donde las leyes permiten dar el mismo trato a ciudadanos honestos que a
quienes delinquen.
En un país
donde le es fácil a cualquier delincuente salir de las cárceles, si es que va,
y donde en cualquier sala de audiencia un juez resulta benévolo con ellos.
Ese cuadro
de derechos que favorecen la
delincuencia, es que hacen que ciudadanos de diversas áreas se pronuncien
irritados a favor de la pena de muerte contra quienes delinquen.
Ya son
muchos los ciudadanos que se han pronunciado en ese sentido, desde
legisladores, policías, políticos, y ciudadanos comunes.
Todos han
pedido la pena de muerte para los delincuentes, se han pedido modificaciones al
actual código procesal penal dominicano, se han
producido pedidos que espantan a muchos.
Dar pa
bajo a los delincuentes, es el grito que
ha estado en varios escenarios del país, legisladores que han dejado sentir su
irritación debido a lo fácil con que se mata a una persona en nuestro país.
El último de
esos legisladores en pronunciarse es el Diputado Luisín Jiménez; ya otros lo
han hecho y han sido severamente criticados, pero los hechos acaecidos parecen
que producirán un movimiento tendente a
esos cambios en la aplicación de medidas contra la delincuencia.
La
democracia es un instrumento que asumen
los países que quieren vivir en armonía con las enseñanzas cristianas y quieren
dar derechos y deberes a ciudadanos, pero desgraciadamente entre esos
ciudadanos están los que delinquen.
Y quienes
delinquen, se aferran a esos derechos más que a deberes para cometer todo tipo
de tropelías a sabiendas de que las leyes los protegerán como a cualquier
ciudadano cuyas acciones son las civilizadas.
Pero así no
debemos seguir, se hace urgente un cambio de rumbo en nuestro ordenamiento jurídico,
se hacen necesarias leyes severas que detengan a los delincuentes.
Leyes que no
sean mal usadas, para perjudicar a nadie, leyes que se apliquen debidamente,
hasta respetando derechos, pero
enjuiciando severamente a quienes delinquen con tanta frecuencia como ocurre
con nuestros delincuentes.
Por eso a la
hora de hacer juicio contra quienes en un momento dado nos renunciemos pidiendo
la pena de muerte para los asesinos, delincuentes que de forma alegre quitan la
vida a ciudadanos, no nos vallamos a los extremos en nuestras consideraciones.
Porque al
decir verdad es urgente que tomemos medidas drásticas contra quienes delinquen
en la Republica Dominicano o cada día tendremos que llenarnos de dolor y luto
frente a las acciones criminales de nuestros delincuentes.
Es verdad
que tenemos una Constitución civilizada,
pero las acciones delictivas nos indican que vivimos en un país de salvaje y eso no puede continuar de esa
forma y serán muchas las voces que se unirán al reclamo de ¡muerte a los
delincuentes!.
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