POR ALEJANDRO SANTANA
Recientemente nació el ciudadano 10 millones, fue lo que se vendió desde las esferas oficiales, pero hasta donde debemos aceptar sin guiñar un ojo que ese dato sea fiel, teniendo en cuenta que para el 2010 eramos un paquete, un bojote, un montón.
Se carecía de datos oficiales para saber cuántos eramos en realidad, iniciamos el censo con unos empadronadores que no estuvieron concretizados sobra la importancia que tenia el Estado de saber cuántos eramos en realidad.
Muchas planillas se llenaron en los parques, en muchos hogares se contabilizo a jefe de familia que no estaban, que otros ofreció los datos, pero que otro empadronador, fue a otra vivienda donde ese mismo jefe de familia tenia, más familia y también lo contabilizamos.
Varios años después de concluido el ¨censo¨, seguíamos sin saber cuántos eramos en realidad, es decir que gastamos muchos millones de pesos para pagar un mal trabajo, actuamos como país sin organización.
Si tan solo le damos un vistazo a ENDESAdel 2002, sacando una experiencia que vivió una encuestadora, en los Arroces de Bonao que una joven de 27 años tenia 7 muchachos y ninguno estaba declarado allí se entrevistó a mujeres en edades comprendidas entre 15 y 44 años.
Y si tenemos en cuenta que ese mismo estudio ENDESA, nos dice que en tan sólo en la maternidad de los Mina, se hacían de 16 a 17, cesáreas diariamente y que la tasa de nacidos era de 225 a 230 y que esa cifra se disparó con los años, entonces de que diez millones me hablan.
Solo cito a la maternidad San Lorenzo de los Mina, pero hay otras maternidad, en cada hospital de la capital, de las provincias y los campos del país, donde a diario nacen cantidades de infantes.
Y si tenemos también como parámetros que nuestras niñas están pariendo sin control que el programa de control natal que en una ocasión frenó nuestro crecimiento, desapareció hace muchos años, entonces no creo que estemos bien contados.
En un país de desorden es difícil saber con exactitud, cuantos somos, donde estamos y como vivimos, por eso es que cada vez que desde el Estado se habla de que los pobres han sobrepasado esa barrera, se cuestiona.
La razón es que en cada rincón de la capital, de cualquier provincia se ven cinturones de miserias, que nos obligan a cuestionar resultados positivos.
Cómo sabemos con exactitud, cuántos somos, si hay muchas menores que paren en las casas, en manos de madronas o simplemente no asientan a sus hijos en los registros civiles.
Más aún la cantidad de haitiana que han parido en nuestro territorio que tampoco han tenido la manera de realizar asentamientos en el registro civil, esto afianza dudas sobre la realidad.
Rosario Espinal, la politóloga, usó un termino a raíz de los acuerdos de los dos grandes partidos políticos, para referirse al tema dijo: nos tratan como locos y tontos.
Y es comprensible, en un país donde nadie quier cuestionar las instituciones y pocos leemos.
Teniendo en cuenta la cantidad de mujeres que salen embarazadas incluyendo a menores, haitianas y de otras nacionalidades que residen en el país es difícil saber cuántos somos con absoluta claridad.
Cuestionó a ese niño diez millones, que dicen que nació, porque cuántos más nacieron de los cuales no hay estadísticas claras, debido a nuestro desorden como país.
Quienes tienen experiencia de cómo se encuesta en nuestro país, están cuestionando la certeza de ese conteo, porque al igual que yo entienden que desde el 2010 a esta fecha no se ha contabilizado debidamente el número de nacido en el país por lo que seguimos siendo un paquete.
No nos llamemos a engaño, mientras no estemos claro de cuántos somos, cómo vivimos, desde el Estado no se podrán orquestar políticas sociales que saquen al pobre de su actual estado de precariedades en que se desenvuelvan, por honesto que sea un presidente no resolverá nada, solo estará dando una aspirina a algunos para un fuerte dolor de cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario