El impacto politico de la salud de los presidenes .
El anuncio de que el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, padece cáncer causó conmoción en la región. Sin embargo, lo cierto es que el mandatario paraguayo está lejos de ser el único líder político latinoamericano que sufre problemas de salud. En varios países latinoamericanos los anuncios de las enfermedades que sufren sus principales dirigentes generan reacciones y efectos políticos.La semana pasada el vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, fue sometido a cinco puentes coronarios tras sufrir una isquemia en el corazón.
En tanto, en Brasil, el vicepresidente José Alencar se somete a sesiones periódicas de quimioterapia para tratar un cáncer abdominal que padece desde hace diez años.
Alencar recibe tratamiento en el Hospital Sirio Libanés, de Sao Paulo, el mismo que ahora trata a Lugo y al que hasta hace poco acudió también la candidata que es favorita para ganar las próximas elecciones brasileñas, la oficialista Dilma Rousseff, a quien se le diagnosticó un cáncer linfático en 2009.
Todos admitieron públicamente que padecían estas dolencias pero, a pesar de sus problemas de salud, han logrado mantenerse en sus respectivos puestos de poder y evitan llamar la atención sobre sus enfermedades.
¿Cómo afecta la imagen de un líder político estar enfermo? ¿Puede ser visto como una señal de debilidad y un riesgo para el futuro del país? O, por el contrario, ¿genera sentimientos de compasión y aumenta la popularidad de los mandatarios?
BBC Mundo se lo consultó a analistas y expertos en comunicación política quienes opinaron sobre los efectos favorables y adversos que pueden surgir en estas situaciones.
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