POR ALEJANDRO SANTANA
Muchos barahoneros, somos sumamente sensibles a las críticas,
desconocemos que nuestras acciones son las que generan esa actitud en los demás.
Como seres humanos, como ciudadanos realizamos acciones que en el
momento y hasta en todo momento no están bien, pero reaccionamos molestos, muy
indignados, hasta dispuestos a matar cuando se nos enrostran.
Una de las virtudes que sin lugar a dudas nos harían mejores referentes,
seria la observancia sin pasiones de nuestras inadecuadas acciones.
Es de buena educación saber que hay cosas que hacemos que no están bien,
que molestan a los demás, que causamos disgustos con nuestras formas de
accionar, también generamos criticas.
Bañar nuestros perros en la playa, genera critica de fuereños, que
desconocen que somos una parte de la geografía, donde nuestros perros son
nuestros familiares que conviven con nosotros, que nos preocupamos por ellos.
Que somos ciudadanos que estamos pendiente al dolor del vecino, que nos
solidarizamos con los demás frente a cualquier imprevisto.
Que pese a la carestía de la vida extendemos la mano a los demás, que no
somos recelosos ante los desconocidos, que no los tratamos
con diferencia aunque en el
peldaño social no estemos igualados.
Que a la gran mayoría nos falta educación cívica, que desconocemos en ocasiones
donde nos queda nuestro prójimo.
Que aunque tenemos acciones
nobles desconocemos como se vive en armonía con la naturaleza y que pese a las
cosas que hacemos que generan críticas tenemos muy adentro condiciones humanas
que nos hacen ser diferentes en acciones y dediciones.
Aun quemamos la basura en los patios y todavía lanzamos la basura a las
calles cuando llueve, que el cause del río es nuestro mejor vertedero para
nuestros desechos, que a la hora de conducir somos imprudentes, que no
respetamos el orden en las filas.
En fin hay muchas, muchas cosas que ante los ojos de los fuereños nos
hacen parecer seres extraños, nuestras
complejidades nos hacen diferentes, indiscutiblemente.
Somos buenos vecinos, amigos, solidarios, humanos, vamos a las iglesias,
en nuestro pueblo nadie se muere de hambre, hasta recetamos un analgésico para
el dolor de alguien, nos condolemos de las desgracias de los demás.
Pero tenemos costumbres arraigadas que nos hacen ser blanco de las críticas
y no nos detenemos a reflexionar y reaccionamos airados cuando se nos enrostran.
Dejamos ser honestos a la hora de evaluarnos como ciudadanos, seguimos
culpando a las autoridades de la suciedad en el entorno de nuestro litoral
costero desconociendo que esa suciedad llega a esa parte porque nosotros la
lanzamos a las aguas del río o a la lluvia cuando cae.
Indiscutiblemente hay cosas que debemos cambiar para bien si algún día queremos
que nuestras acciones sean dignas de elogios.
Reflexionemos, no reaccionemos airados cuando se nos critique, hagamos
una auto crítica de nuestras acciones como ciudadanos, como seres humanos y
viviremos felices y bien valorados por quienes nos visitan.
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