GINEBRA.– La eliminación
de la hepatitis viral, que cada año causa 1,4 millones de muertes, es
posible si se incrementa la prevención, el diagnóstico y el tratamiento
de esta enfermedad, señaló hoy la Organización Mundial de la Salud
(OMS).
La OMS hizo este llamamiento cinco días
antes de la celebración, el 28 de julio, del Día Mundial sobre la
Hepatitis, cuya atención se centra este año en la lucha contra la
hepatitis B y C.
Estas dos variantes de la enfermedad causan aproximadamente el 80 % de los casos de cáncer de hígado en todo el mundo y matan anualmente a 1,4 millones de personas.
La hepatitis es la inflamación del hígado, provocada en la mayoría de los casos por una infección causada por cinco virus principales: A, B, C, D, E.
Los más peligrosos son los tipos B y C porque pueden desencadenar cirrosis y cáncer de hígado.
Se calcula que unos 240 millones de personas en el mundo conviven con el virus B y dos terceras partes de ellos nunca han sido diagnosticados, por lo que corren el peligro de desarrollar cirrosis o cáncer de hígado.
Actualmente existen fármacos muy eficaces que evitan en un 80 % de los casos desarrollar un cáncer de hígado, que es el segundo más mortífero tras el de pulmón.
La Asamblea Mundial de la Salud aprobó en 2014 una resolución que pide el desarrollo e implementación de políticas públicas multisectoriales destinadas a reducir la incidencia y morbilidad de la hepatitis.
La resolución urgía a los países a que desarrollen programas de prevención de la hepatitis y refuercen los de inmunización para reducir la incidencia de los tipos para los que existen vacunas.
Hoy, la OMS volvió a recordar la importancia de prevenir la infección, pero también de dar un impulso a la detección de la enfermedad, a través de la masificación de los diagnósticos.
La hepatitis A y E se contrae por la ingesta de agua o comida contaminada, mientras que los virus B, C o D se contagian por contacto con fluidos corporales tras haber compartido una jeringuilla, mediante una transfusión de sangre o por transmisión sexual, entre otras causas.
Aproximadamente, dos millones de personas contraen la hepatitis anualmente al reutilizar jeringuillas, por lo que la OMS urge a que, cuando sea posible, se use otra forma de administración de medicamentos para evitar inyecciones innecesarias.
La agencia sanitaria de Naciones Unidas insta a todos los servicios de salud a usar inyecciones estériles en todos sus procedimientos, a diagnosticar todos los donantes de sangre respecto a si son portadores de los virus B y C, y a promover el uso de la vacuna contra la hepatitis B.
En el caso de la hepatitis B la madre también puede transmitir al hijo el virus, por lo que se recomienda la vacunación del recién nacido.
Para los virus A y B hay vacunas y, desde que se implementó la recomendación de inmunizar a todos los niños contra el virus B, el 74 % de los niños en el mundo la han obtenido.
La OMS recomienda que la vacuna se de, si es posible, durante las primeras 24 horas de vida del bebé, y que a esta le sigan dos dosis más para completar la inmunización.
Asimismo, la OMS también recomienda la vacunación en adultos que estén en riesgo de contraer la hepatitis B.
Estas dos variantes de la enfermedad causan aproximadamente el 80 % de los casos de cáncer de hígado en todo el mundo y matan anualmente a 1,4 millones de personas.
La hepatitis es la inflamación del hígado, provocada en la mayoría de los casos por una infección causada por cinco virus principales: A, B, C, D, E.
Los más peligrosos son los tipos B y C porque pueden desencadenar cirrosis y cáncer de hígado.
Se calcula que unos 240 millones de personas en el mundo conviven con el virus B y dos terceras partes de ellos nunca han sido diagnosticados, por lo que corren el peligro de desarrollar cirrosis o cáncer de hígado.
Actualmente existen fármacos muy eficaces que evitan en un 80 % de los casos desarrollar un cáncer de hígado, que es el segundo más mortífero tras el de pulmón.
La Asamblea Mundial de la Salud aprobó en 2014 una resolución que pide el desarrollo e implementación de políticas públicas multisectoriales destinadas a reducir la incidencia y morbilidad de la hepatitis.
La resolución urgía a los países a que desarrollen programas de prevención de la hepatitis y refuercen los de inmunización para reducir la incidencia de los tipos para los que existen vacunas.
Hoy, la OMS volvió a recordar la importancia de prevenir la infección, pero también de dar un impulso a la detección de la enfermedad, a través de la masificación de los diagnósticos.
La hepatitis A y E se contrae por la ingesta de agua o comida contaminada, mientras que los virus B, C o D se contagian por contacto con fluidos corporales tras haber compartido una jeringuilla, mediante una transfusión de sangre o por transmisión sexual, entre otras causas.
Aproximadamente, dos millones de personas contraen la hepatitis anualmente al reutilizar jeringuillas, por lo que la OMS urge a que, cuando sea posible, se use otra forma de administración de medicamentos para evitar inyecciones innecesarias.
La agencia sanitaria de Naciones Unidas insta a todos los servicios de salud a usar inyecciones estériles en todos sus procedimientos, a diagnosticar todos los donantes de sangre respecto a si son portadores de los virus B y C, y a promover el uso de la vacuna contra la hepatitis B.
En el caso de la hepatitis B la madre también puede transmitir al hijo el virus, por lo que se recomienda la vacunación del recién nacido.
Para los virus A y B hay vacunas y, desde que se implementó la recomendación de inmunizar a todos los niños contra el virus B, el 74 % de los niños en el mundo la han obtenido.
La OMS recomienda que la vacuna se de, si es posible, durante las primeras 24 horas de vida del bebé, y que a esta le sigan dos dosis más para completar la inmunización.
Asimismo, la OMS también recomienda la vacunación en adultos que estén en riesgo de contraer la hepatitis B.
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