“La sensibilidad eclesial comporta también no ser tímidos a la hora
de repudiar y derrotar una mentalidad generalizada de corrupción pública
y privada que ha logrado empobrecer, sin ningún tipo de vergüenza, a
familias, jubilados, trabajadores honestos, comunidades cristianas,
marginando a los jóvenes, sistemáticamente privados de esperanza en su
futuro y, sobre todo, dejando a un lado a los débiles y necesitados”,
afirmó.
El papa realizó estas declaraciones durante la 68ª Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, que se celebra desde hoy y hasta el 21 de mayo en el Vaticano.
Durante su discurso, el pontífice explicó qué entiende por “sensibilidad eclesial” y dijo que esta “se manifiesta también en las elecciones pastorales, en la elaboración de documentos, donde no debe prevalecer el aspecto teórico-doctrinal abstracto”.
“La sensibilidad eclesial se refleja también en el fortalecimiento del indispensable papel que desempeñan los laicos dispuestos a asumir las responsabilidades que les corresponden”, apostilló.
Jorge Bergoglio concluyó su alocución criticando que la sensibilidad eclesial se haya debilitado en algunos casos debido a los importantes “problemas del mundo y a la crisis” que perjudican a “la propia identidad cristiana y eclesial”.
El papa realizó estas declaraciones durante la 68ª Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, que se celebra desde hoy y hasta el 21 de mayo en el Vaticano.
Durante su discurso, el pontífice explicó qué entiende por “sensibilidad eclesial” y dijo que esta “se manifiesta también en las elecciones pastorales, en la elaboración de documentos, donde no debe prevalecer el aspecto teórico-doctrinal abstracto”.
“La sensibilidad eclesial se refleja también en el fortalecimiento del indispensable papel que desempeñan los laicos dispuestos a asumir las responsabilidades que les corresponden”, apostilló.
Jorge Bergoglio concluyó su alocución criticando que la sensibilidad eclesial se haya debilitado en algunos casos debido a los importantes “problemas del mundo y a la crisis” que perjudican a “la propia identidad cristiana y eclesial”.
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