*EL QUINTO PERIODISMO*>>

 
 
 
 
 >  *Por José Miguel Medina Tejeda*
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> *Comunicador *
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>  Desde hace un siglo, el periodismo se subdividió en dos grandes
> subgéneros, el de información y el de opinión. Hechos aquí y comentarios
> allá, bien separados como agua y aceite.
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> Durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, estas dos funciones
> tradicionales no cubrían las necesidades de lectores ni radioescuchas. La
> situación que se vivía resultaba demasiado compleja para caber en una
> noticia y demasiado polarizada como para no desconfiar de un comentario.

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>
> Así surgió la llamada tercera vía, el periodismo de interpretación, que no
> busca informar más ni convencer mejor, sino aportar datos, elementos de
> análisis, contexto de la noticia, para que el receptor saque sus propias
> conclusiones.
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>
> Fue en los años 70, al estallar el escándalo del Watergate, cuando se
> comenzó a hablar de un cuarto modelo, el periodismo de investigación.
>
> En realidad, en Estados Unidos y en muchas partes ya existía una corriente
> de periodistas dispuestos a desenmascarar corrupciones, los que el
> malgenioso Teodoro Roosevelt calificó de muckrakers, recogedores de basura.
>
>
> Pero fueron Bob Woodward y Carl Berstein quienes retomaron esta antorcha a
> través de las páginas del Washington Post y le dieron jaque mate a Nixon.
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> Ya tenemos al reportero, al comentarista, al analista y al detective
> público, que no otra cosa es el periodista de investigación. ¿Suficientes?
> No.
>
> La conciencia ciudadana ha crecido en estos años como el buen arroz. El
> poder de la opinión pública, ese quinto poder del que habla Ignacio
> Ramonet, nos lleva a plantear un quinto modelo, el periodismo de
> intermediación.
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>  ¿En qué consiste? En ejercer ciudadanía desde los medios de comunicación.
> En fiscalizar a los poderes públicos, que son delegados. Y a los poderes
> privados, cuando violan los Derechos Humanos.
>
>
> Si nos fijamos, los cuatro géneros periodísticos mencionados son
> protagonizados por los mismos periodistas. En el quinto, el protagonismo
> pasa a manos —mejor dicho, a boca— de la ciudadanía. Periodistas y
> locutores juegan, como veremos, un papel fundamental y activo.
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>
> Pero las luces enfocan hacia los hombres y las mujeres de a pie. La
> intermediación se suele definir como una negociación asistida.
>
>
> En este sentido, requiere de un elemento neutral para ayudar a que las
> partes involucradas en un conflicto alcancen un arreglo por consenso. No es
> exactamente éste el sentido de lo que planteamos, porque nosotros no somos
> neutrales. Cerramos filas con la ciudadanía, nos alineamos claramente a 128
> favor de los Derechos Humanos. No somos jueces, desde luego, no nos
> corresponde dictar sentencia.
>
>
> Tampoco somos abogados. No nos pagan por las denuncias que tramitamos ni
> jamás defenderíamos una causa injusta por haber sido contratados para ello.
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>
> Somos periodistas. Como tales, facilitamos los micrófonos (o las cámaras o
> el papel) para que el reclamo de la ciudadanía llegue a donde debe llegar.
>
>
> Hacemos oír la voz de la gente ante las instancias responsables cuando
> éstas se han mostrado irresponsables. Y si la gente no puede hablar
> directamente, prestamos nuestra voz para que las autoridades escuchen, para
> hacer valer la denuncia y encontrar una solución justa.
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>
> Somos pontífices, en el sentido exacto de la palabra, relacionamos las dos
> orillas. Y también cruzamos el puente, junto al pueblo que avanza.
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>
>  Ciudadanía es poder. Y periodismo de intermediación es ejercicio de ese
> poder.
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