Jóvenes y la DNCD jugando al gato y ratón (Como lectura dominical)

POR ALEJANDRO SANTANA

 
Como si fueran pocos los muertos  que hemos llorado y enterrado, como si fuera poco el dolor que se causa a las familias, de las víctimas y victimarios, como si tuviéramos  hambre de muertes, deseos de ver el dolor reflejado en el rostro y alma de los demás jugamos al gato y al ratón.

Esa falta de entendimiento de hasta donde es hondo el dolor causado por las muertes, causada a los familiares de las victimas, a los mismos victimarios, a la sociedad, a un vecindario o a un pueblo entero, jugamos al gato y al ratón.

Al parecer eso no lo entienden, los jóvenes que en los barrios de la ciudad la emprenden a pedradas contra los miembros de la DNCD que entran a estos a realizar un operativo anti-droga.

Eso no lo entienden las madres de esos jóvenes que públicamente hacen ese tipo de vandalismo en contra de la autoridad y no son recriminados por sus mayores, sus padres y madres que están viendo ese tipo de “diversión”.

“Diversión”, porque eso es lo que parecen entender las madres, padres, amigos, parientes y vecino de esos jóvenes despistados  que  lanzan piedras contra nuestros agentes, que se ven compelidos a responder a bombazos, y muchas veces a cartuchazos y hasta tiros.
No justifico esa reacción pero recordemos que las serpientes no usan  su veneno para atacar a nadie simple y llanamente, lo usan para defenderse cuando se sienten acorraladas y se defienden.

Es una manifestación natural que en ocasiones está por encima de la capacitación que se tenga, cuando se recibe una pedrada, un botellazo, no se puede pedir que quien la  recibe deba responder con flores, repostará con lo que tenga a su alcance.

Hemos estado jugando al gato y al ratón, inconsecuentemente, hemos visto a jóvenes atacar a esos agentes, aunque no estén en operativo en esos sectores, simplemente cuando pasan, son atacados.

Y cuando eso ocurre se arman verdaderos campos de batallas, donde de repente todos estamos en peligro de muerte, como si ya no fuera suficiente tanto dolor y luto por los muertos, y por los vivos que deben responder ante la justicia por esos hechos  que si ponemos un poco de razonamiento pudiéramos evitarlo.

Los inconscientes echan la culpa a los miembros de la DNCD, pero ellos andan haciendo su labor, y son atacados son agredidos cuando tratan de apresar a operadores de puntos de venta, que en ocasiones algunos de ellos ha aupado.

Siendo honesto, habría que decir que debido a irresponsabilidades y vinculación de algunos agentes de la institución, el negocio de las drogas en algunos lugares tiene su auge.

Auge que se mantiene mientras esos agentes del mal están en la plaza, y cuando vienen nuevos agentes, un nuevo incumbente, pues los operativos se arman y hay apresamientos y se producen situaciones peligrosas en esos lugares.


Si todos los miembros de la DNCD fueran honestos, si todos tuvieran el mismo compromiso de erradicar el consumo, tráfico y venta de estupefaciente, la realidad seria otra, ellos fueran más respetados y sus acciones aplaudidas.

Pero las acciones de malos agentes que se vinculan con esos criminales, vendedores, producen ese tipo de reacciones de quienes de una forma u otra están ligados al negocio, ya sea vendiendo o consumiendo.

Aun estamos a tiempo, los supuestos servicios de inteligencia de la policía debe salir a hacer su labor detectar a vendedores, proveedores y consumidores, los agentes de la DNCD, salir a  apresarlos y someterlos a la justicia y que esta de manera responsable, apliquen las sanciones que el código les dice, sin que haya componendas fatales.

Entiendo que si de repente nuestros agentes, anti drogas, son más responsables, honestos y comprometido con la erradicación, tendremos mayores resultados, y nos evitaríamos muertes, robos atracos y  todo tipo de violaciones a las leyes.

Los que venden, los que consumen, los que tiran piedras, están ahí son conocidos, tiene padres y madres, hagan una reunión con ellos y pídanles que controlen a sus hijos, que no sigan jugando al gato y al ratón, porque al final de cuenta, ellos serán siempre el ratón y los de la DNCD, el gato