Mis lágrimas por Ángela, por la camarada, por la compañera de lucha

POR ALEJANDRO SANTANA.


Escribir estas líneas, sin lágrimas en los ojos y sin el dolor que hoy embarga a quienes conocimos ala camarada Ángela, una militante  del Movimiento Popular Dominicano, MPD, dirigente estudiantil, mujer de avanzada en las luchas por las libertades; es muy difícil.


He tenido que hacer un alto, he tenido que parar para sollozar, para dejar salir  mis  lágrimas de impotencia,  y el dolor que me embarga, no me ha dado vergüenza que mis hijos me vean llorar por Ángela; ella lo merece.

La conocí desde muy joven, en la flor de la juventud, cuando recién llegó de su Provincia natal Pedernales, entonces una muchacha hermosa, enamorada de la revolución.

Militante de las causas nobles, novia de todos, la novia de muchos de nosotros, pues en momentos en que la policía hacia acto de presencia, asumía la posición de novia para evitar que nos llevaran presos.

Por eso digo que fue la novia de todos, a muchos nos salvo de una prisión haciéndose pasar por la novia  cuando nos  encontrábamos en los lugares donde haríamos una acción militar y llegaba la policía.

En las movilizaciones populares, en las protestas estudiantiles, era parte de la avanzada, era la camarada de primera línea, nunca claudicaba, siempre estaba presta, nunca tuvo dolores que le impidieran estar al frente.

Lucho como el que mas, por las libertades que hoy se viven, no la que ella y nosotros soñamos, pero las que  hasta ahora se han podido logar, por las que muchos seguimos luchando.

Se nos fue Ángela, se nos fue la camarada, la novia de todos, la amiga incondicional, la que siempre interrumpía nuestros pasos para hablar del país, de las cosas que no se han logrado, de las cosas por las cuales luchamos juntos.

Siempre quería saber nuestra posición  y opinión frente a los hechos que se suceden en el país, aunque  ya como militante perredeista, siempre con la nostalgia por no haber el país alcanzado los cambios sociales que necesitamos para ser una mejor República.

Ya en los últimos años, Ángela Moquete, la de los comandos del MPD, cargaba encima, el cansancio de treinta años como educadora, sobreviviendo con un salario de hambre que la obligaba a realizar otras labores para subsistir y enfrentar las adversidades de la vida.

Hoy la vemos partir a destiempo, y  nos duele, no lo entendemos; nos preguntamos, como es posible que una bala la haya matado, cuando ya  no participaba en las luchas populares, al frente de una protesta.

“Paradojas de la vida”, en sus años de militante de la izquierda, cuando marchaba al frente para exigir libertad, cuando protestaba por los atropellos de Balaguer, nunca recibió un rasguño y hoy una bala le arranca la vida.

Cuando no protestaba, cuando solo veía a jóvenes protestar, cuando con nostalgia se veía en ellos y recordaba sus años de acción, cuando esperaba que le llagara la noticia anunciando su pensión por sus años de servicio en el magisterio.

Tengo y tenemos razón para llorar, para sentirnos, dolidos, para  sentirnos impotentes, Ángela, merece nuestras lágrimas, como ha merecido las lágrimas de tantas personas que se apersonaron a la funeraria Sávica, a darle el último adiós.

A quienes transitamos los mismos caminos de lucha que la compañera, nos corresponde levantar la bandera de la libertad que ella por la inconsecuencia de un desalmado ha dejado caer, nos toca también rezar porque su alma alcance la paz eterna y que Dios la acoja en su santo seno.