He pensado quitarme la vida


Rafael Aristy, Cantinflas Barahonero
Es muy difícil asimilar las razones que un ser humano diga  para quitarse la vida, y esas razones las escuche en la tarde de hoy jueves día 8 de agosto, a las 2:45 de la tarde de boca del Cantinflas barahonero.


Se siente abandonado, olvidado  por amigos de antaño, por autoridades locales que le han prometido ayuda para terminar una casita que con la ayuda de amigos solidarios, comenzó a levantar en la falda de la loma,  encima de la cabeza del río Birán.

aEl personaje que mas imito
Con diez mil pesos que le regalo Alberto Ramírez, un barahonero que trabaja para DGDC, pago la deuda del solar que había adquirido hace varios años.

Con la ayuda de un barahonero residente en Estados Unidos, Luis Matos de Barahona tres, con la del doctor Praede Olivero y de un comerciante local, comenzó a levantar su casita, en un lugar apartado; la falda de la loma, al sur de la ciudad.

Entendió que con esas donaciones, se mudaría para una vivienda digna, pero no fue así, el albañil que le brindo la ayuda, quiso levantar la casita completa, no un cuarto como Cantinflas prefería.

Debido a lo accidentado del terreno, una gran cantidad de los blocks recibidos quedaron enterrados hasta lograr el nivel del piso, terminado el material, salio a buscar la mano amiga de legisladores, síndicos y gobernador, pero nada ha logrado.

Promesas, incumplidas, situación que lo han llevado a ser depresivo, a perder la fe y a desearse la muerte y hasta ha acariciar la manera mas certera de matarse.

Rafael Aristy, El Cantinflas barahonero, locutor, comediante, poeta, el primer santa claus que disfrutaron los niños barahoneros en los años 720-72, se siente abandonado impotente, vive en un cuartucho que más bien  parece la pocilga de cerdos de pobres.

En su condición de polifacético de la comunicación ingresó al Ejercito Nacional, donde alcanzo el rango de Sargento, fue el maestro de ceremonias de la 5ta brigada en esta ciudad.

Pero en el año 2010,la salud le hizo una mala jugada, sufrió una trombosis que lo dejo postrado en cama durante varios meses, empeñó  su tarjeta de cobro para comprar medicamentos, desde entonces solo cobra 1500 pesos ,los que usa para pagar el cuartito donde vive, si es que se puede estimar de ese modo.

Come todos los días, porque acude al comedor económico, recorriendo unos cinco kilómetros diariamente y porque la ración le cuesta unos cinco pesos que frecuentemente se lo regala algún amigo.

La trombosis que lo afectó ya le ha repetido tres veces, con lagrimas en los ojos refiere los años en que comenzó en la ciudad capital  en guagüitas anunciadora a promover establecimientos comerciales, recuerda los establecimientos del hoy empresario de la televisión Juan Ramón Gómez Díaz, y de otros prósperos comerciantes.

Un doble perfecto del Cantinflas de las tiras cómicas del cine Mexicano, locutor con voz timbrada y melodiosa, excelente declamador, hombre de bohemias, hoy limitado en el uso del lenguaje.

Necesitando de la solidaridad de amigos para tener una casita que le permita reubicarse con sus hijos que debido a sus limitaciones están esparcidos en casas de familiares y amigos.

Este jueves no fui a trabajar a las calles, a buscar noticias para mi medio, me quedé hablando con Cantinflas, persuadiéndolo de que desiste de las pretensiones de quitarse la vida, creo que por el momento lo logre.

Establecí contacto con un amigo barahonero que se ha comprometido a donar todo el zinc y madera que haga falta para el techo.

Decidí, escribir  y esparcir por todos los medios digitales estas preocupaciones que envuelven a un ser humano a un hombre que cuando las condiciones se lo permitieron fue la alegría de muchos, al bohemio que acompaño a muchos enamorados en serenatas de conquistas.

Dice ser amigo de infancia del súper Ministro de Obras Publicas Gonzalo Castillo de quien asegura que si se entera de su situación acudirá en su ayuda, creo que sus esperanzas entran dentro de lo posible, dejo su número telefónico por  si alguien lo quiere contactar, es el 829-749-6721.

Podemos evitar que un hombre desesperado, desesperanzado, se quite la vida acudiendo en su ayuda, de nosotros depende, no acudir a destiempo a sus funerales.

POR ALEJANDRO SANTANA


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