MADRID. (elmundo.es). ¿Cree que conducir embarazada implica mayor riesgo al volante? En un intento por responder a esta pregunta, un grupo de científicos canadienses ha desarrollado un análisis estadístico centrado en más de medio millón de mujeres que dieron a luz entre 2006 y 2011 en Ontario. Tal y como observan en su estudio, las probabilidades de una mujer de sufrir un
accidente de tráfico incrementan durante el segundo trimestre del embarazo.
Los investigadores, del Instituto de Ciencias Clínicas de Toronto (Canadá), examinaron los datos de siniestralidad en esta parte de la población tres años antes de la gestación, durante los nueve meses de embarazo y un año después del nacimiento de sus hijos.
En la primera etapa del estudio, expone uno de los autores, Donald Redelmeier, “se contabilizaron un total de 6.922 accidentes de tráfico (177 al mes)”, lo que equivale a una tasa de 4,55 eventos por cada 1.000 individuos al año.
Así como la tasa fue similar durante el primer trimestre de embarazo, en el cuarto, quinto y sexto mes, el índice aumentó a 6,47 eventos por cada 1.000 individuos al año (757 accidentes en total o, lo que es lo mismo, 252 cada mes), lo que significa un 42% más de riesgo relativo. Cabe destacar, aclara Redelmeier, que el riesgo en términos absolutos, “sigue siendo muy bajo y es inferior al de los hombres”. No obstante, tras el pico del segundo trimestre, en el tercero, la tasa de accidentes de tráfico se reducía de nuevo y volvía a equipararse con las otras etapas analizadas, relata el estudio, publicado en la revista Canadian Medical Association Journal (CMAJ).
Cambios fisiológicos
Como asumen los propios científicos, “no conocemos las razones de este patrón”. Sin embargo, reflexionan sobre los cambios fisiológicos que experimentan las mujeres embarazadas. “Las náuseas, la fatiga y los problemas de sueño son rasgos comunes de un embarazo normal que podrían causar una distracción al volante y terminar en accidente de tráfico”.
En la misma línea, apuntan expertos españoles en un documento de salud vial de la DGT, “se debe tener en cuenta que ciertos trastornos relacionados con el embarazo (cambios en el nivel de azúcar de la sangre, modificaciones en la tensión arterial, alteración de la visión y las manifestaciones circulatorias que suelen aparecer en las piernas) pueden mermar la capacidad de conducción”, aunque no hay datos en España que hablen de mayor siniestralidad en embarazadas (se calcula que entre un 2% y un 3% de éstas sufren un accidente de tráfico).
Dado que este tipo de eventos son la “causa principal de muerte fetal relacionada con el traumatismo materno y que las consecuencias de una posible lesión cerebral pueden contribuir a daños neurológicos en el niño más adelante”, los autores canadienses querían verificar hasta qué punto estos síntomas propios de la gestación podrían aumentar los accidentes de tráfico. En definitiva, achacan los resultados de su análisis estadístico a una distracción. “Algunos estudios sugieren que la mitad de las embarazadas tienen lapsus esporádicos”, señala Redelmeier.
Distracciones sin base científica
“Lo cierto es que la teoría que asocia la distracción con mayor número de accidentes de tráfico aún no tiene base científica”, aclara al comentar este trabajo canadiense Sergio Haimovich, del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital del Mar de Barcelona. De momento, es una mera especulación. Sobre todo teniendo en cuenta que el estudio tiene algunas limitaciones que los autores asumen. “No teníamos datos objetivos sobre la velocidad o el consumo de alcohol o drogas ilegales”.
Es verdad, continúa el especialista español, que “durante el primer trimestre las mujeres se quejan más posibles náuseas y somnolencia y durante los tres últimos meses, el embarazo empieza a ser más pesado, no descansan bien, no encuentran una postura cómoda, por las noches se tienen que levantar varias veces al baño…”. Sin embargo, el segundo trimestre es el que llamamos de oro porque los síntomas del principio suelen desaparecer y la ‘mochila’ aún no pesa mucho”. Quizás, agrega, en esta segunda etapa “se sienten más confiadas”.
Como argumentan los autores de la investigación, quizás precisamente porque su cuerpo todavía no está muy pesado en el segundo trimestre del embarazo, “las mujeres continúan con sus actividades habituales sin darse cuenta de que sus habilidades con el volante están menos agudas”.
Suelen preguntarse si pueden viajar o no en avión o si pueden ir a un spa, “pero la conducción del coche es algo que habitualmente pasan por alto”, asegura Redelmeier. Se sabe que “una de cada 50 mujeres embarazadas estarán involucradas en un evento de este tipo en algún momento de su embarazo”.
El objetivo de este trabajo, remarcan los autores, no es que las mujeres dejen de conducir, sino enfatizar la necesidad de conducir con más cuidado: “No sobrepasar el máximo de velocidad permitido, obedecer todas las señalizaciones, minimizar las distracciones y llevar siempre el cinturón de seguridad”. Dicen los expertos que sin cinturón, las probabilidades de muerte fetal se multiplican por tres.
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