POR ALEJANDRO SANTANA
Como en los viejos tiempos, “supuestamente
superados”, cuando los gobiernos de corte dictatoriales, tenían la policía como
su organismo represivo en contra de las ideas revolucionarias.
Todos, los que pasamos de los
cincuenta años de edad, conocemos con tristeza y hasta escalofríos, cual era la
función de la policía Nacional en nuestra sociedad, instrumento de represión.
Policías uniformados, policías
“secretos”,S.S, G2, J2, M2, DNI, Calieses y otros organismos que aunque no dependían
directamente de la PN ,
hacían labores represivas que afectaban mayormente a jóvenes de la época.
Enemigos del Gobierno, esa era
la arenga, ¡hay que apresarlos, desaparecerlos y cuando se tenia mucha suerte,
eran encarcelados y torturados!.
Desgraciadamente a cuarenta
años de distancia de las dictaduras de gobiernos, cuando la policía es otra,
con hombres mas democratizados, formados académicamente y especializados en sus
acciones, seguimos sufriendo los abusos, sin razones y atropellos de antaño con
otra modalidad.
El combate a la delincuencia,
a las drogas y a otros males sociales que nos afectan, pero los métodos siguen
siendo los mismos, no se esta en capacidad de sacar información a delincuentes
y sospechosos de actos delictivos, sin apelar a las torturas, como en los
viejos tiempos.
Pero ahora nuestros males son
mayores, con una DNCD que sus acciones están por encima de la ley, de la Constitución , con
poderes supremos para hacer cuanto le venga en ganas.
Todo ciudadano serio, que se
dedique al trabajo como medio de subsistencia, sigue siendo afectado por
acciones policiales represivas, intervenciones desproporcionadas de la DNCD en cualquier escenario.
De repente un tiroteo en
cualquier barrio donde hay dos o tres antisociales que operan puntos de drogas,
puntos de venta que pudieran ser erradicados con una operación seria,
profesional y sincera.
Pero no ocurre de ese modo, se
saben quienes venden en los barrios, se sabe quienes lo suplen de la mercancía,
pero hay policías y miembros de la
DNCD que viven de esos puntos, que en ocasiones lo auspician,
que son socios.
Pero cuando entre vendedores y
autoridad hay un rompimiento por incumplimiento de cuotas, la población sufre
los embates de esos agentes.
Tiros, piedras, botellas,
bombas lacrimógenas, peligro de muertes de ciudadanos que nada tiene que ver
con esa acción delictiva de comerciantes de estupefacientes y policías y DNCD.
Hay lugares donde niños y
ancianos han muerto debido a la acción de los gases lacrimógenos, otros han
resultado heridos de balas, piedras y botellas, o afectados en su libre
transito.
Hemos avanzado, pero la
sociedad sigue padeciendo los mismos males en cuanto a la acción policial y ahora,
de la DNCD , que
son agentes muy temidos por ciudadanos honestos, pues tienen la calidad de
hacer cuanto les viene en ganas.
Al paso del tiempo nos damos
cuenta que no tenemos acciones policiales ajustadas a los nuevos ordenamientos
constitucionales, tenemos oficiales con mucha capacidad, policías supuestamente
entrenados, pero todavía nuestras carreteras son intervenidas, creándose desasosiego.
Son muchos los males que
provocan las acciones de la DNCD
y PN, pero tuvo que morir la infante de San Cristóbal, para que todos nos pongamos a ¿reflexionar
sobre esas acciones.
Los delincuentes son conocidos,
los traficantes y vendedores de drogas, en ocasiones son socios, sus acciones
son fácilmente detectables, pero tiene que ocurrir esos montajes que afectan a
muchos para su captura.
Con tantos oficiales
capacitados, con policías entrenados, con un sistema democrático vigente,
cuando se viven otros tiempos, nos alarma que una menor haya tenido que morir
fruto de la sin razón y torpeza de la
DNCD.
La pregunta que sale a
colación es porqué no se nombra a Militares y policías que han sido debidamente
entrenados para el combate a las drogas, esos que han demostrado que son
honestos en el desempeño de sus funciones.
Porque no se cambia la actual estructura de mando,
porque la Procuraduría
General de la
Republica no es la supervisora de las acciones de la DNCD.
Porqué se permite que en
momentos de democracia haya atropellos tan escandalosos, porque no se actúa en
consecuencia cuando se denuncia que al nombrarse una comisión para que
investigue los casos, agentes de la
DNCD estén amedrentando a los afectados, médicos y familiares
de la niña muerte.
Parece que a nadie le interesa
cambiar los viejos esquemas de prevención, lucha y erradicación de las
barbaridades policiales, que tanto daño hacen a quienes gobiernan y al pueblo
en sentido general, incluyendo a esos mismos actores.
Ojala que el caso de la niña muerta
por la sin razón de la DNCD
no quede sin sanciones severas como ha ocurrido con otros casos que nos han escandalizados, pero
que han quedado en el olvido.
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