Cuatro policías implicados de una manera u otra en el abuso contra un vendedor ambulante recibieron sanciones desde expulsión hasta 20 días de arresto.
Es el caso de la patrulla que según denuncia de la víctima la detuvo para como tantas otras veces cobrarle “peaje” por las ventas del días y en esta ocasión rehusó pagar porque lo tenían jarto.
Solo uno de los agentes, el que lo abofeteó sin inmutarse ante una niña, tuvo una sanción ejemplar. Lo botaron y someterán a la justicia, de acuerdo con el informe policial.
El resto de la patrulla, que observó ese atropello incólume, recibió de 15 a 20 días de arresto y el coronel encargado del destacamento 10, porque el hombre fue llevado allí y ese oficial no cuestionó a fondo las razones de su detención.
Ese mismo días, un cabo del organismo mató a dos supuestos asaltantes de los que reportó a sus superiores que intentaron quitarle su motocicleta.
El día siguiente, otro alistado del mismo rango mató a un joven y ofreció una versión similar a la de su compañero de armas.
Verdad o no esos argumentos de defensa, hay dudas razonadas. La Policía es un cuerpo que ha ganado una terrible mala fama, por la cantidad de abusos cometidos contra ciudadanos indefensos. En una actitud que la hace renegar de su papel de protectora de una población que está a merced de la violencia y de la delincuencia común.
Mal hacen sus miembros cuando olvidan que su función es cuidar a la gente, a la misma que de forma paradójica maltratan. Esta denuncia jamás pretende insinuar que no ejerzan su derecho a legítima defensa. No. Es un recordatorio de que los excesos deben quedar erradicados por siempre de ese y de cualquier otro cuerpo.
Esa mano dura que cada nuevo jefe anuncia esgrimirá contra la violencia no puede llenar de sangre los uniformes de sus subalternos, que es lo mismo que manchar el suyo.
Matar a sospechosos o culpables, poco importa, salvo en causas muy justificadas, no reduce la delincuencia. Al contrario, fomenta la rabia, alimentada por una inequidad social que genera seres llenos de odio y de espíritu de venganza. Cuidado con las estrategias.
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