POR
ALEJANDRO SANTANA
Los dominicanos
siempre hemos tenido que salir corriendo a defender, situaciones, causas y
hasta pretensiones de hacernos daños.
Son muchas
las veces que hemos salido al frente a pronunciamientos de la ONU, de la OEA,
de personeros y titiriteros, que han enfilado sus cañones contra el país.
De la OEA,
de la ONU, he escuchado acusaciones que resultan injerencias, de intromisión en nuestras
acciones y actuaciones nuestras.
Hasta cuando
surgió un presidente que se puso los pantalones de la responsabilidad en cuanto
a la permanencia de ilegales extranjeros en nuestro suelo.
Desde el
presidente Rafael Leónidas Trujillo Molina, los extranjeros en concisiones de
ilegalidad nos invadieron, pasaron varios presidentes más y ninguno había decidido
enfrentar el problema, eso lo han satanizado.
Pero qué
ocurre que con esas Instituciones de carácter internacional hemos firmado
acuerdos que en muchos casos le dan la potestad para meterse en nuestras cosas
de manera irracional.
Con el tema
de los haitianos nos han calificado de todos, nos han señalado como los más
crueles, cuando no es así pues hasta el sol de hoy solo hemos sido solidarios-
El
presupuesto que gastamos en salud a favor de ellos en todos los hospitales, así
lo dejan saber, los tenemos conviviendo con nosotros como si fueran uno de
nosotros, pero cuando hemos tenido que organizar la casa se nos ha tildado de
malos.
Las cosas
son así, pero lo correcto sería reflexionar en cuanto a las intromisiones de
fuereños en nuestras cosas domésticas.
Ahora
tenemos un nuevo injerencista, se trata del periodista de origen Mexicano,
Jorge Ramos, a quienes muchos hemos endiosado, lo hemos calificado públicamente
como el mejor, en menoscabo de muchos buenos periodistas que tenemos.
He leído a descerebrados
decir, ¡Jorge Ramos!, el mejor periodista del mundo y eso no es así, hay otros
tantos mejores que no hacen tanta bulla, el es solo el empleado de una cadena
televisiva con mucho auge y nada más.
Es un ser
humanos que tiene condiciones, pero de ahí a reconocer en desmedro de los
nuestros, que es el súper, como que nos coloca como los adulones que por andar
de arrodillados recibimos empujones de los endiosados, ¡bueno que nos pase!.
Las
condiciones para que un periodista sea considerado como bueno son varias, en
esta prima la honestidad, la objetividad, sin dejar de lado la sensibilidad
humana.
Pero cuanto
de los que hemos endiosado reúnen esas
cualidades propias de un ser humano que
esté en esos menesteres, para ser honestos, diré que muy pocos.
Recuerdo a
un periodista, de Nueva York, que fue calificado por la sociedad Norteamericana
como el mejor, pues destacaba hechos dimensionándolos al extremo que dañaba honras,
hasta que un día su juego lo envolvió.
Su
costumbre, era titular las noticias antes de
realizarlas, si lo llamaban para cubrir un crimen, titulaba, Mujer de la alta
sociedad es asesinada por su marido, por asuntos de adulterio.
Era un
sensacionalista que hacia buen manejo de ese arte¨, hasta que la desgracia le
tocó, lo llamaron para cubrir un incendio en una gran mansión, donde había muerto
un niño y como de costumbre tituló de ante mano.
Niño de 6
años resulta carbonizado en lujosa mansión incendiada cuando su madre una señora de la
alta sociedad lo dejo solo por ir detrás de su amante.
Cuando llega
al lugar de los hechos, la realidad lo desplomó y a seguida llama a su
secretaria al periódico y le dice, borra ese titular.’ y ella le dice y con la noticia que pasa.
Y este muy afligido
le contestó, esa nota no va, durante muchos años he jugado a dañar a otros, hoy
me ha tocado a mí la casa incendiada es
mi casa y el niño muerto es mi hijo.
He jugado al
rating continuamente para ganar fama, pero esta se ha abalanzado contra mí, reconozco
que solo he sido un canalla.
Lo digo
porque hasta los malos periodistas donde me cuento, sabemos distinguir en el
ejercicio en las notas publicada, cuales son las reales intenciones de quienes
la publican.
No digo que
el colega Jorge Ramos sea malo, pero leyéndolo en varios libros he descubierto
su gran ego por las grandezas sublimes del ejercicio, he leído más de cien entrevistas a
dignatarios y personalidades del mundo que él ha publicado.
Hoy veo que
muchos ciudadanos reaccionan molestos por los pronunciamientos que hace de
nuestro país en torno a nuestro derecho
soberano de organizar la estadía de extranjero en nuestro suelo.
Hoy el título
de uno de sus libros le viene como anillo al dedo, ¡detrás de la Mascara!.
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