Cambita, un pueblo laborioso atrapado entre la veda y la sequía
La prohibición sanitaria del Departamento de Agricultura estadounidense y el período de sequía han paralizado el pujante negocio de la exportación de aguacates, dejando "en el aire" a miles de pequeños y medianos agricultores de esta localidad, que alberga el 40% de la producción nacional y hasta el 85% del fruto que se coloca en el mercado externo
Por: Alexander Peña/Acento.com.do
CAMBITA GARABITOS, República Dominicana.- A unos 40 kilómetros de la capital tomando la autopista 6 de noviembre, y a doce del casco urbano de la provincia, al noroeste de la histórica Cuna de la Constitución, queda Cambita Garabitos. Esta comunidad tradicionalmente ha sido orgullo de sus habitantes, que la proclaman a los cuatro vientos como la pujante “capital del aguacate” dominicano en términos de siembra, potencial y oferta, tanto local como exportable
Cerca del 40% de la producción nacional del preciado fruto -y el 75% de toda la que se vende en el exterior- sale al mercado desde este municipio de San Cristóbal, con una superficie de 132,5 kilómetros cuadrados y poco más de 31,000 habitantes, según las estadísticas oficiales más recientes. De esa población, más de 2,500 personas, o sea cerca del 10%, son pequeños productores de aguacate, propietarios de predios de 40, 50 o 60 tareas.
Hace más de cincuenta años, en el 1963, un estudio de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) localizó en Cambita y en Altamira (Puerto Plata) las tierras mejor calificadas para el cultivo del aguacate en todo el territorio de la República Dominicana.
“Si la veda puede ser algo para largo, como uno está observando, la alternativa son otros mercados y para accesar a otros mercados necesitamos preparar las plantaciones, pero el productor no lo puede hacer solo. Estamos pidiendo a Dios que pare la sequía para que se salven las plantaciones. Y en segundo lugar, que levanten la veda para negociar lo poco que pueda haber y seguir negociando el año que viene, porque este año ya no hay esperanza”César Lorenzo, directivo de la Cooperativa de Productores de Aguacates de Cambita Garabitos y San Cristóbal
Se estima que un 90% de su superficie agrícola, cerca de 140,000 tareas, están sembradas de este cultivo, esencialmente de la variedad “cáscara verde” o Semil-34 aquí en Cambita, un poblado donde la pobreza arropa al 54.3% de la gente, donde la gran mayoría “vive”, come y depende económicamente del aguacate.
O al menos así fue hasta el pasado año. Antes de que la sequía empezara a golpear con fuerza esta prolífica zona, tradicionalmente favorecida por la pluviometría y sus fértiles tierras, y a diezmar hasta en un 70% el rendimiento habitual de las plantaciones.
Para colmo de aciagos e imprevistos infortunios, en marzo de este año los agricultores y exportadores locales perdieron de un plumazo su principal fuente de ingresos, y a la vez sustento de prácticamente toda su estructura de producción y comercialización: la exportación a los Estados Unidos.
La veda estadounidense a 18 frutas y vegetales criollos, incluido el aguacate, adoptada tras la detección de la plaga “Mosca del mediterráneo”, en Punta Cana, puede decirse que le ha dado un “tiro de gracia” a una economía local que giraba en torno a esta actividad productiva.
Así lo manifiestan no solo productores y obreros de las plantas empacadoras y exportadoras, hoy desempleados, sino comerciantes de otras áreas del comercio que también padecen las secuelas de la “situación”, palabra con que se refieren aquí a esa tan perjudicial e inédita confluencia de veda y estiaje.
“La sequía ha afectado mucho aquí, pero más principalmente la veda, porque esa gente que tiene propiedad de aguacates me compraban 25, 30, a veces hasta 50 comidas. Pero desde que se paró la exportación, al no tener a nadie trabajando, ya no compran”
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