Las Mundiales
martes, 04 de agosto de 2015
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EL NUEVO PLAN, BAUTIZADO COMO LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE, FUE CERRADO EN LA NOCHE DEL DOMINGO POR NEGOCIADORES DE LOS 193 PAÍSES
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Erradicar la extrema pobreza en el mundo será el
objetivo número uno de la agenda global de desarrollo para los próximos
quince años, un periodo en el que la ONU quiere dar prioridad también a
la lucha contra las desigualdades y a la protección del planeta.
El nuevo plan, bautizado como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, fue cerrado en la noche del domingo por negociadores de los 193 países de las Naciones Unidas y será aprobado formalmente en una cumbre de líderes mundiales a finales de septiembre.
La estrategia sustituirá a los Objetivos del Milenio y, como ya ocurría en esas metas acordadas en el año 2000, tiene la lucha contra la pobreza como su primera medida.
"Reconocemos que erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la extrema pobreza, es el mayor desafío global y un requisito indispensable para un desarrollo sostenible", señala en su introducción el borrador pactado por los Estados miembros.
Concretamente, el texto fija la meta de erradicar de aquí a 2030 la extrema pobreza, en la que figuran todos aquellos que viven con menos de 1,25 dólares al día, y la de reducir a la mitad el número de personas que sufren la pobreza, medida en función de las definiciones que aplica cada país.
De esta forma, la nueva agenda pretende avanzar sobre la base del éxito obtenido en este ámbito con los Objetivos del Milenio, cuya meta número uno (reducir a la mitad la extrema pobreza respecto a los niveles de 1990) se logró con cinco años de antelación.
También se profundizará en otras áreas que han registrado grandes progresos en los últimos años, como la lucha contra el hambre, la educación y la sanidad.
Entre los objetivos figura lograr que en quince años todo el mundo tenga acceso a suficientes alimentos y se haya acabado con la malnutrición o que todos los niños completen estudios primarios y secundarios.
También hay metas ambiciosas para reducir la mortalidad materna e infantil, acabar con la epidemia del sida y facilitar a todo el mundo el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva.
Pero la nueva estrategia busca responder también a aquellas áreas en las que los Objetivos del Milenio han fracasado, empezando por el problema de la desigualdad.
El objetivo en esta ocasión es que el progreso "no deje a nadie atrás", según subrayó hoy el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en una conferencia de prensa.
Entre otras cosas, Naciones Unidas quiere terminar con "todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas" y garantizar que nadie se quede al margen por su edad, raza, etnia, origen o religión.
Pero también se plantea lograr que los ingresos de las clases más desfavorecidas crezcan a un ritmo mayor que la media con el fin de reducir las enormes brechas económicas que se viven en muchos países.
La nueva agenda también presta una mayor atención a la protección del planeta, con llamamientos a actuar contra el cambio climático, a un uso sostenible de los recursos naturales y a conservar los ecosistemas marinos y terrestres.
Según Ban, los objetivos tienen a las personas en su centro, pero son también "sensibles con el planeta".
En total, la estrategia incluye 17 grandes objetivos y 169 metas más concretas, un número muy superior al recogido en los concisos Objetivos del Milenio.
Ello se debe, en gran parte, a que en esta ocasión todos los países del mundo han podido participar en el proceso de negociación, que en el año 2000 había sido mucho más restringido.
Aunque hoy la ONU insistió en que es demasiado pronto para saber exactamente cuánto costará implementar la estrategia, las estimaciones apuntan a que sólo en los países en vías de desarrollo habría que invertir entre 3,3 y 4,5 billones de dólares al año, frente a los alrededor de 1,4 billones que se destinan actualmente a ese fin.
El nuevo plan, bautizado como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, fue cerrado en la noche del domingo por negociadores de los 193 países de las Naciones Unidas y será aprobado formalmente en una cumbre de líderes mundiales a finales de septiembre.
La estrategia sustituirá a los Objetivos del Milenio y, como ya ocurría en esas metas acordadas en el año 2000, tiene la lucha contra la pobreza como su primera medida.
"Reconocemos que erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la extrema pobreza, es el mayor desafío global y un requisito indispensable para un desarrollo sostenible", señala en su introducción el borrador pactado por los Estados miembros.
Concretamente, el texto fija la meta de erradicar de aquí a 2030 la extrema pobreza, en la que figuran todos aquellos que viven con menos de 1,25 dólares al día, y la de reducir a la mitad el número de personas que sufren la pobreza, medida en función de las definiciones que aplica cada país.
De esta forma, la nueva agenda pretende avanzar sobre la base del éxito obtenido en este ámbito con los Objetivos del Milenio, cuya meta número uno (reducir a la mitad la extrema pobreza respecto a los niveles de 1990) se logró con cinco años de antelación.
También se profundizará en otras áreas que han registrado grandes progresos en los últimos años, como la lucha contra el hambre, la educación y la sanidad.
Entre los objetivos figura lograr que en quince años todo el mundo tenga acceso a suficientes alimentos y se haya acabado con la malnutrición o que todos los niños completen estudios primarios y secundarios.
También hay metas ambiciosas para reducir la mortalidad materna e infantil, acabar con la epidemia del sida y facilitar a todo el mundo el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva.
Pero la nueva estrategia busca responder también a aquellas áreas en las que los Objetivos del Milenio han fracasado, empezando por el problema de la desigualdad.
El objetivo en esta ocasión es que el progreso "no deje a nadie atrás", según subrayó hoy el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en una conferencia de prensa.
Entre otras cosas, Naciones Unidas quiere terminar con "todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas" y garantizar que nadie se quede al margen por su edad, raza, etnia, origen o religión.
Pero también se plantea lograr que los ingresos de las clases más desfavorecidas crezcan a un ritmo mayor que la media con el fin de reducir las enormes brechas económicas que se viven en muchos países.
La nueva agenda también presta una mayor atención a la protección del planeta, con llamamientos a actuar contra el cambio climático, a un uso sostenible de los recursos naturales y a conservar los ecosistemas marinos y terrestres.
Según Ban, los objetivos tienen a las personas en su centro, pero son también "sensibles con el planeta".
En total, la estrategia incluye 17 grandes objetivos y 169 metas más concretas, un número muy superior al recogido en los concisos Objetivos del Milenio.
Ello se debe, en gran parte, a que en esta ocasión todos los países del mundo han podido participar en el proceso de negociación, que en el año 2000 había sido mucho más restringido.
Aunque hoy la ONU insistió en que es demasiado pronto para saber exactamente cuánto costará implementar la estrategia, las estimaciones apuntan a que sólo en los países en vías de desarrollo habría que invertir entre 3,3 y 4,5 billones de dólares al año, frente a los alrededor de 1,4 billones que se destinan actualmente a ese fin.
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