POR ALEJANDRO SANTANA
Sobre el crimen, asesinato,
suicidio, o desaparición de Narciso González, (Narcisazo), se ha hablado,
mucho, se ha investigado, se ha manoseado mucho su expediente, pero se ha
investigado torpemente, desde el oficialismo hasta las comisiones privadas.
Un crimen cometido en el gobierno
de los doce años del doctor Joaquín Balaguer, en momentos en que los
dominicanos contestatarios, estábamos expuestos
a cualquier acción criminal.
Un crimen de Estado que conmocionó al mundo, que dejó al descubierto, la
intolerancia oficial ante las críticas y que logro mantener viva la resistencia
de actores revolucionarios.
Un crimen, que al parecer tubo
muchos actores, actores por comisión , omisión y cobardía , pues de acuerdo a
lo que se dijo reiteradamente, como preso Narcisazo, paso por muchas manos y
fue visto por muchos testigos, que luego vacilaron en sus testimonios.
Un crimen que tomo otro matiz a raíz
de lo investigado y dicho por el periodista y escritor Oscar López Reyes quien
planteo una tesis, enfocada hacia el suicidio.
Tuvo que ser muy valiente, o
tener muchos elementos surgidos de sus investigaciones para hacer pública una
tesis que rompía hasta con las versiones que se tenían como ciertas, aceptadas y
afirmadas.
Fue como cuestionar la condición
de padre de la Patria de Juan Pablo Duarte, fue como decir que esta parte de la
isla, también pertenecía a Haití, o simplemente pararse frente a una colmena de
abejas y ofender a su reina.
Indiscutiblemente que esas
investigaciones de Oscar, y su publicación, lo colocaron como el juda, que vendió a nuestro señor Jesucristo.
Entendí en todo momento que este
comunicador inquieto y acucioso, había hecho un trabajo, que contó con
confidencias de amigos y hasta familiares del profesor Narcisazo, confidencias
que no habían sido hechas públicas por esas condiciones de algunos seres humanos que ven pasar las cosas
sin interesarles, y sólo las hacen públicas cuando alguien les pregunta sin
peligro de asumir responsabilidades jurídicas.
Entendí también que con escribir
en su libro Crímenes contra la Prensa, todo lo que había colectado en sus
investigaciones, buscaba evitar una sanción o condena contra el Estado
Dominicano en la persona del actual
Presidente de la Republica.
Fue muy temerario, todo lo
expuesto, todo lo dicho públicamente, muchos llegaron a creer que había habido dinero
de por medio para evitar que esa sentencia se produjera, “la gente siempre dice
cosas”.
Cierto o farso, lo dicho y hecho
ya está, pensé que mi colega, callaría, pero no ha sido así y aprecio su valentía
y convicción sobre el caso Narcisazo, en un escenario donde sólo él, es el disidente de la verdad asumida , contada y aceptada por
todos los dominicanos.
Ahora, ataca, con sobrada razón lo
que entiende que ha sido un juicio cargado de influencias colectivas y políticas,
en momentos en que todos queríamos que se produjera esa sentencia.
Pero que desde el oficialismo se
ha querido evitar a toda costa, y es
entendible, y pueden que haya habido influencias y hasta presiones para que no
fuera así, pero se debe entender que a los representantes de los Estados no les
conviene políticamente ese tipo de sanción moralizadora.
Si a mí me preguntaran que si esa sentencia está bien, diría que sí,
y lo haría porque nuestro presidente debió haber hecho todo lo que estaba a su
alcance para que el caso Narcisazo se esclareciera, más que no ocurrió en su gestión.
Debió ser el que más presionara
para que todo quedara claro, que se sentara en el banquillo de los acusados a
los criminales, materiales, intelectuales y hasta los malos dominicanos que
supieron en todo momento la verdad y la han callado.
Oscar López Reyes, hace una
propuesta, que es, la comisión que debe surgir, integrada por ex fiscales,
desde Balaguer, pasando por los demás gobiernos, con la finalidad de que se esclarezca
de una vez y por toda, toda la verdad.
Y esa comisión debe ser designada
por encima del resultado de las elecciones
que celebraremos el próximo domingo donde elegiremos a un nuevo Presidente de
la Republica.