Por
Manuel Antonio Mejía,
Extracto del Libro que se pondrá en circulación próximamente
en Casa de América, Madrid (Autor M.A.M)
Pasan
las noches como hebras de cabello que descienden y resbalan por las mejillas
azules de la luna; pasan unos dedos que se dilatan caminando por sobre el
asteroides en polvo del jabón que se vuelve espuma
.
Pasa
un cuarto menguante como un año, como una astilla de uña aferrada a la máquina
de incienso que sometes al brío y sobre el cielo aúlla, como someten los
ojos de la fe al velludo bosque si se vuelve bruma por encontrar el camino, la
raíz que saca el dedo índice a la tierra, el amor contando las vértebras en una
espalda sembrada de peldaños.
Pasa
un niño, y luego dos, y luego tres, y luego más... y luego ángeles... bordando
una mirada desde las hebras de tu cabello y divertido con el avión de juguete
de tus brazos. Pasa una tarde esbelta sacudiendo de una piedra la camisa de la
noche y diciendo que no a sus encierros.
Pasa
un carro fugaz con ruedas de luces por el mismo centro de tus
pupilas; ondea una bandera por tus párpados afanados en seguir abriendo
celosías.
Pasa
un canto que vuelve a la vida en tus manos de discursos que llenan de tierra el
hoyo de la guerra, se despierta un trozo de epitelio y piel que ve desmayarse
un vestido y levantar desde el suelo un vértigo de brazos florecidos por la
hiedra.
Pasa
una mañana preguntando el nombre y apellido al tímido día, va tu palabra, que
lo pare todo, y dice que se llama sol y lo das a la vida.
Se
ve a un claro ser con cabello ordeñado al carbón y convertido en hilo.
Aún
persiste una flor con pistilos cerrados en las uñas de corolas, aún suelos
baldíos.
Ya
va una mujer sobre cuya cabeza camina la plata como el río, crece uno, y luego
dos, y luego tres, y luego más... y luego hombres... el universo se enjabona de
cortinas por allá, en lo más cerca y lo más lejos.
La
botella del cielo es abierta por las manos de un relámpago y cae lluvia... y
retoñan seres humanos a unos dedos.
Vas
con él y aunque estés sola un águila sube de tus pasos a tu pecho y sales en
pos del sueño... y pasan las noches...pasan las voces... que son la rasgadura
entre tantos roces de metal...se levanta del suelo y del mar de sábanas el
triunfo... tus manos, desde antes de ayer, dejaron de ser manos solamente...
pasaron a un estadio diferente, a pesar del bosque y de las brumas...
la
noche ha dicho que contigo no puede, tus brazos son ahora, desde que el verbo
bebió aroma de sienes, el mismo rayo que traspasó troncos y piedras y hojas que
el otoño convierte en espuma, el mismo rayo de tu fuerza tierna, el mismo afán
de tu abrazo, de tu brazo... convertido en rayo de luna.