Por Leonardo Plata.- La actual modificación del código procesal penal, que cursa en el flamante congreso nacional, constituye un afrenta para el sistema de justicia en nuestro país, pero más aun para el pueblo dominicano que ha visto desvanecer las esperanza de que algún día, aquellos que se han robado el erario público, puedan ser sometidos y condenados por los tribunales.
Y es que la corrupción es y ha sido un cáncel maligno, que ha destruido poco a poco, todos los estamos de la sociedad, logrando penetrar a todo el cuerpo del estado dominicano y mas allá, sin que nadie hasta ahora pueda detenerla.
Según Participación Ciudadana, en una de sus observaciones, ha dicho, que las prácticas de corrupción están presentes en los diferentes estratos y niveles de la sociedad, manifestándose no sólo en el ámbito público, sino en todos los ámbitos, como se observa a partir de las diferentes categorías que existen, por lo que erradicarla se hace mucho más complejo y a merita de una estrategia integral que involucre a todos los sectores que conforman la vida del país.
La exclusión del artículo 85 del código, que le da calidad, a cualquier ciudadano con interés legitimo, de querellarse en contra de funcionarios públicos que estén cometiendo actos de corrupción en las instituciones del estado, es una estocada mortal para la constitucionalidad y la democracia de la patria de Duarte, Sánchez y Mella.
Ahora los ciudadanos, que pagan religiosamente sus impuestos y que no reciben los servicios básico, que por ley le corresponden, ahora no podrán querellarse en contra de aquellos que se ha hecho millonario con el sudor, con el sacrificio y el dinero del pueblo, es una mutilación al sistema de justicia dominicano.
El actual código procesal penal, en su artículo 85, expresa lo siguiente: En los hechos punibles que afectan intereses colectivos o difusos pueden constituirse como querellante las asociaciones, fundaciones y otros entes, siempre que el objeto de la agrupación se vincule directamente con esos intereses y se hayan incorporado con anterioridad al hecho. En los hechos punibles cometidos por funcionarios públicos, en el ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas, y en las violaciones de derechos humanos, cualquier persona puede constituirse como querellante.
Pero ahora, sectores de poder, ligados a las actuaciones oscuras y dolosas, han hechos todas sus diabluras para que este congresito del carajo, lo complazca y lo libre de todo mal, con la mutilación de este articulo, para seguir asesinando al pueblo dominicano, con sus depravaciones con sus acciones perversas.
En qué país vivimos, como es posible que en una nación, donde supuestamente se respetan los derechos fundamentales de su ciudadanos y ciudadanas, la corrupción haya encontrado refugio jurídico e impunidad por parte de quien tiene la sagrada responsabilidad de salvaguarda el patrimonio del pueblo, que no es más que el estado dominicano.
Y el estado democrático social de derecho, es otra cosa como un pedazo de papel, como lo dijo un ex presidente, es que el pueblo, el soberano, donde descansa la democracia, no tiene derecho a exigir que se le respete sus derechos.
Cada vez que se cometen actos de corrupción, se le quita la posibilidad al pueblo de tener mejor salud, mejor educación, mejor alimentación, agua, luz, transporte, porque el dinero del pueblo se los roban un grupito.
Ya lo había expresado ese gran pensador y filosofo José Ingeniero, en su obra "Las Fuerzas Morales", en la cual manifiesta:
"Todo privilegio injusto implica una inmoral subversión de los valores sociales. En las sociedades carcomidas por la injusticia los hombres pierden el sentimiento del deber y se apartan de la virtud. El parasitismo deja de inspirar repulsión a quienes lo usufructúan y encenaga a las víctimas de la domesticación. Los hombres viven esclavos de fantasmas vanos y la honra mayor recae en los sujetos de menores méritos. La justicia enmudece y se abisma".
Creo que se ha llegado muy lejos en esta sociedad, que parece que los antivalores y las acciones delictivas, es lo que prima en todos los eslabones de esta corrupta y pervertida sociedad, hasta cuando los dominicanos y dominicanas, seguiremos soportando que nos roben en nuestras narices y que esos ladrones y ladronas no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa, eso no es justicia, eso es complicidad estatal.
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