San Cristóbal, cuando la chikingunya es letal

SAN CRISTÓBAL (R. República Dominicana).- Las calles fangosas de algunos barrios y de las zonas rurales de San Cristóbal conducen a comunidades con muchos problemas: las propias calles, la delincuencia, el agua, la basura… pero hay uno, específicamente, que en la actualidad concentra la preocupación de los comunitarios: la artritis epidémica o fiebre chikunchunya.


Solo hay que pronunciar el nombre de la enfermedad para que la gente empiece a contar casos, a dar testimonios, a  describir sintomatología y tratamiento... Todos tienen algo que contar, todos tienen parientes infectados o sufren la enfermedad, todos hablan de lo dolorosos y desgastantes que son los síntomas. La chikungunya es el ambiente. Algunos expresan que no habían visto algo similar. “Esto no puede ser un mosquito”, afirma, reflexiva, Marisol Jara, ex presidenta de la junta de vecinos de Pueblo Nuevo, uno de los sectores más poblados de la demarcación.
En toda la provincia, para muchos todavía es difícil de creer que “un mosquito pique tan duro”. Con frecuencia, bromean con la idea: “¿Qué mosquito tan inteligente es ese, que tiene una espuela (pico o probóscide) para contagiar una enfermedad (dengue) y otra para otra (chikungunya)?”, dice un incrédulo constructor mientras descansa debajo de un frondoso árbol.
Se llama Obispio Dionisio y está infectado con el virus. Conoce el caso de un señor que portaba la enfermedad y falleció hace pocos días. Eso le preocupa: “Dicen que no mata, pero eso es el diablo”.
En efecto, la fiebre no tiene que ser letal, pero a veces, lo es: cuando la condición de salud previa de los infectados los hace particularmente vulnerables. Si son hipertensos o diabéticos, por ejemplo.
En un recorrido corto por algunas comunidades de la provincia, 7dias.com.do pudo recoger información de ocho casos de personas que fallecieron durante el mes de mayo, todos con el virus, todos mayores de 50 años y, casi todos, con algún padecimiento previo conocido.
Son los casos de don Máximo Sierra Pérez, que murió el pasado viernes 23, a los 59 años. O de don Antonio Franjúl, del bario de Bella Vista, en Pueblo Nuevo, quien falleció unos días antes, a los 84 años.  De don Pedro Fernández, con 94 años; de Manuel Dipré Ruiz, de unos 70; de Ángel Rodríguez, que falleció a los 96; de don Héctor Pérez, con 61 años; del señor Cándido Casanova, de la comunidad de Senaguá; de Yubelkis Berenice de Rosa García, en Sabana Toro.
Aunque en esta, la provincia más afectada por la epidemia hasta el momento, se han reportado oficialmente unos 24,000 contagios de chikungunya; hasta el momento los datos oficiales no recogen ningún fallecimiento de paciente con el virus, según explica el director provincial de Salud, Manuel Antonio Hilario Acevedo.   Pero el hecho de que las estadísticas oficiales no los incluyan, no los anula. Lo reconoce el propio funcionario: “Los datos que tenemos son los que se reportan en los hospitales. Si la persona fallece en la casa, con el virus, no queda registrada”, explica.
Además, con mucha frecuencia los afectados no asisten a los hospitales, sobre todo porque la enfermedad es tan popular que todos conocen bien los síntomas y el tratamiento.
Esta situación crea una brecha amplia entre la cantidad de casos reconocidos por Salud Pública y la realidad. “En mi comunidad, prácticamente el 80% de la población ha sido afectada. …La gente lleva a los niños al médico, pero los adultos no van, porque saben lo que les van a recetar”, dice Rafael Perdomo, residente de la localidad de Sainaguá.
Un 80% de la población afectada es una cifra demasiado alta si se compara con la del Ministerio de Salud Pública, que hace referencia a un 15.6%. Pero no si se compara con la percepción de los comunitarios.
Sara Japa, presidenta de la Junta de Vecinos de Los Nova, considera que en ese sector cerca del 90% de la población está siendo o ha sido afectada. Dámaris Peña, presidenta de la Junta de Vecinos de Hoyo del Barro, en Ingenio Nuevo, piensa que al menos un 70% de la población local se ha infectado. Isabel de Paula, una enfermera residente en Malpáez, estima que más o menos un 85% de la población de su comunidad se ha contagiado. Francisco Javier Ortiz, presidente de la Junta de Vecinos de Mira Cielo, cree que cerca del 60% de sus vecinos ha contraído la chikungunya.

Familia Franjul
Familia Franjul
La percepción de los ciudadanos de que la enfermedad ha atacado a la mayoría de la población es aceptable si se toma en cuenta “el patrón” diseñado a partir del comportamiento de la epidemia en otros países y los niveles de incidencia, que para San Cristóbal, han empezado a disminuir. El “patrón” establece que cuando el virus llega a “una población virgen, como esta, el 100% de la población es susceptible de adquirir la enfermedad” y que entre el 30% y el 68% de las personas puede ser atacado antes de que la incidencia empiece a disminuir, según explicó el viceministro Nelson Rodríguez.
Y en el caso de San Cristóbal, esto ya está ocurriendo. Según el director provincial de Salud, en la actualidad se están registrando entre 40 y 50 casos al día en Haina, que llegó a registrar 250 diarios; y entre 30 y 15 en Nigua, que llegó a reportar 300 casos nuevos por día.
“Esto se puede deber a que están haciendo efecto las medidas tomadas o a que ya le ha dado el virus a la mayor parte de la población”, explica el funcionario local.

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