LA MALDICION DE UN ESTADO Y LA OPORTUNIDAD DE LOS MANDATARIOS


Por Luis Matos
Coordinador General De Barahona 3

Luis Matos
En la República Dominicana, al cierre del siglo 20 y apertura del 21, mantenemos un Estado faraónico, aun sin liberarnos de las imposiciones a la que nos obligan las clases dominantes y muy particularmente, el gobierno de turno.Si analizamos los usos y costumbres en los reinos árabes, a los que catalogamos como sistemas arcaicos, entendemos rápidamente que no estamos exentos de tal costumbres.

1ro. El Estado Dominicano, aun mantiene el reinado de un cuatrienio, en donde es elegido el nuevo faraón, quien tomaría las determinaciones que considere, por encima de las realidades del Estado y sólo atendiendo, arbitrariamente, su gusto personal.
2do. La determinación del Faraón, es unilateral, autoriza de que forma y como se deben distribuir las riquezas del Estado, las que se reparten en perjuicio de las regiones en donde ellos creen tener menos posibilidades de lograr votos para su próxima imposición como Faraón del Estado.

Pues bien, después de analizar y reflexionar con mucho cuidado estoy en condiciones de expresar que los faraones que estuvieron y los que estarán mantienen su intención de seguir percibiéndonos como los incautos de esta Nación, en donde el grupo que accede al poder, junto al Faraón de turno incumplen sus obligaciones frente al pueblo que los eligió.

Si nos detenemos a estudiar y meditar sobre las acciones de Estado de las naciones desarrolladas, podemos concluir que los grupos que nos han gobernado atropellan y burlan nuestra Constitución, modificándola cada vez que un Faraón quiere retener su corona para enriquecer su ego personal. Quiere seguir por otro cuatrienio, pues percibe que no ha hecho “todo lo que tenía que hacer, pues cuatro años es poco tiempo. Y pasan cuatro más, y otros más y el pueblo sigue sin cambios notorios en el orden social, económico, en salud.

Las acciones gubernamentales siempre han beneficiado a un grupo determinado y, generalmente, nunca se ha legislado en favor de las grandes masas irredentas de este país, digno de mejor suerte. Los restos mortales de Duarte, Sánchez, Mella Y Luperón no descansan en paz porque los malos dominicanos se han adueñado de este país por muchos años sin que se vislumbre, en el horizonte de la República, un Faraón que sienta dolor, verdadero, dolor por las necesidades de este pueblo, mil veces masacrado por los grupos que cada cuatro años se pelean por el poder para llenarse los bolsillos de las riquezas de todos.

Un Estado, en donde un hombre este por encima de su ley, jamás podrá desarrollar el sentido de equidad y libertad. En nuestra Nación suceden una y otra vez extraños casos por los que cualquier Estado de un Gobierno que se respete abriría una investigación, hasta llevarla a las últimas consecuencias; pero en nuestro Estado faraónico, no se puede hacer fuerza a favor de la Nación en perjuicio de los sátrapas del Faraón.

En un Estado de esta naturaleza no se puede señalar corrupción ya que, si el incúmbete actúa, iría en contra del faraón y de inmediato su hegemonía y sus intereses peligraría. Proclamamos a los cuatro vientos que si en la República Dominicana se castigará la corrupción de los faraones de turno; así como a la de su séquito en este país se viviera como una nación rica para beneficio de todos los que habitan esta media isla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario