En un aparatoso incidente que generó espanto y temor entre los residentes en San Luis, Santo Domingo Este, el presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) general Rolando Rosario Mateo detuvo a los ocupantes de una yipeta presumiblemente repleta de drogas y apresó y desarmó a los jefes del destacamento policial de la comunidad. En un aparatoso incidente que generó espanto y temor entre los residentes en San Luis, Santo Domingo Este, el presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) general Rolando Rosario Mateo detuvo a los ocupantes de una yipeta presumiblemente repleta de drogas y apresó y desarmó a los jefes del destacamento policial de la comunidad.
Los hechos discurrieron en la intersección de las calles Juan Rosario y Primero de Mayo, frente a la Iglesia de Dios de la Profesía cuyos feligreses huyeron por calles y callejones, luego que la Policía de San Luis detuviera y liberara después al vehículo y sus ocupantes.
Un reporte de Diógenes Ozuna, vocero de la Comisión de los Derechos Humanos, establece que todo parece indicar que Rosado Mateo encabezaba un operativo junto a decenas de efectivos de la DNCD en varios vehículos todo terreno que desde la zona de Monte Plata viajaba por los dificultosos caminos vecinales y atravesó los cañaverales en una tenaz persecución de los ocupantes de la yipeta que habría recogido sustancias presumiblemente droga.
De acuerdo con Ozuna, hace alrededor de cinco días una avioneta realizó vuelos rasantes por la zona, a la cual se le atribuye el haber depositado drogas en las inmediaciones de Monte Plata y San Luis.
El jefe del destacamento policial de San Luis, conocido con el apodo de Paquín, así como el jefe de la sección de Investigaciones Criminales contra la Propiedad (Robos), un segundo teniente apellidado Montero, fueron apresados, desarmados y conducidos a la Capital.
En San Luis, poblado de donde es nativo Paquín, es socorrida la versión de que los ocupantes de la yipeta habrían obrado de alguna manera para convencer a los comandantes policiales para lograr que les liberen.
Por: Germán Reyes
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