Qué se pretende con denuncias contra el Consorcio Azucarero Central?.
POR ALEJANDRO SANTANA
De repente cuando las cosas se ordenan o se quieren ordenar, salen voces inconscientes, o quizás muy “consientes”, que salen a hacer denuncias alegres y carentes de veracidad con un marcado interés de joder, o impedir el buen desarrollo de lo que ha sido necesario ordenar.Me refiero, esta vez a las denuncias del sacerdote Pablo Kasanga, quien sin conocimiento de causa sale diciendo que 280 haitianos que viven un habitacional construido por el CAC en batey cinco, es un espacio de esclavitud moderno.
Allí hay alojados picadores de caña en condiciones humanas optimas, si conocíamos como Vivian anteriormente esos extranjeros en el país, específicamente en nuestros bateyes.
Hoy están ubicados, como familias, conservando su cultura, costumbres y hasta forma de alimentarse y divertirse, me explico: reciben sus tres comidas, tienen dos pantallas gigantes con sistemas de audio donde pueden ver documentales, películas de su país, estar al tanto de su realidad.
No solo eso, tienen espacio para la practica de su deporte favorito el Futbol, y pese a que se les brinda las tres comidas, se les permite cocinar lo que a ellos les gusta, para eso se les ha habilitado especie de cocinas, higiénicas, modernas, acorde a su realidad, tienen agua potable de calidad todo el día, tienen un dispensario médico súper higiénico, con personal de servicio, las 24 horas.
Son trasladados a los campos de corte en autobús, se les regresa en esos mismos vehículos y es admirable el orden que existe en ese habitacional, tienen seguridad.
Seguridad las 24 horas, son organizados por grupo, con un responsable que está al tanto para solucionar cualquier desavenencia entre ellos y se les protege de cualquier peligro externo que lo pueda afectar.
Debo aclarar que no soy empleado del CAC, no tengo vínculos con quienes dirigen esa empresa, mi periódico no tiene anuncio de ellos, parto de una realidad y lo hago porque en esta parte de la región necesitamos esa empresa, produciendo como lo ha estado haciendo, motorizando nuestra escasa economía.
Ya por permitir denuncias alegres protagonizadas por personeros, supuestos benefactores, perdimos puesto de empleos en la zona franca local, y muchos no salimos a defender por no chocar con esos personajes.
Voy a precisar, lo siguiente, cuando me enteré de las denuncias sobre el complejo habitacional, me trasladé al lugar, sin la intervención de nadie, me refiero a la segunda vez que lo hice, pues ya me habían llevado y quede maravillado, pensé que el escenario lo habían preparado.
Como periodista, interesado en la verdad, volví por mi propia cuenta y observe el mismo escenario que me habían presentado, hice las indagatorias de lugar y recibí las mismas respuestas que había recibido cuando fui acompañado.
Es decir que si allí se vive como esclavos modernos, ya muchos de nuestros ciudadanos residentes en cualquier parte del mundo desearían estar recibiendo el mismo trato.
Me preocupan esas denuncias, contra esa empresa, cuando en esta misma región existen centenares de haitianos que son engañados y maltratados por estafadores que le roban dinero para proporcionarles legalidad, o son saqueados por militares en nuestros puestos de chequeos, y los sacerdotes,”voces altas”, no dicen nada.
Estoy claro que se deben hacer denuncias, pero denuncias veraces, objetivas, sin el interés de hacer daño y que solo debe primar el deseo de que lo que no anda bien se pueda corregir y esa responsabilidad debe ser prioridad de sacerdotes y periodistas honestos.
Reitero, sin pretender curarme en salud, no me anima ningún interés particular en hacer esa aclaración, no soy empleado del CAC , no tengo amistades con sus funcionarios, pero tampoco tengo anuncio en mi periódico, que quede claro.
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