Los conceptos esgrimidos por la juez Ana Milka Acosta Collado y la reacción de los jueces de Barahona


POR ALEJANDRO SANTANA


Justicia Necrótica, a moral y falta de ética, fueron los conceptos esgrimidos por esa jueza, que han causado un gran alboroto.


Traeré a colación un hecho ocurrido a las ocho, 15 minutos, 17 segundos, un seis de agosto del año 1945 en Hiroshima, donde murieron más de 765 mil personas en fracción de segundos.

Fue la fecha en que la puerta del piso del avión Enola Gay se abrieron para dejar caer la primera bomba atómica de la historia y nadie que estuvo a un kilometro a la redonda, sobrevivió.

Y en ese momento en, que el bombardero viraba a la derecha huyendo de la explosión, convivieron en su interior dos concepciones éticas diferentes.

El copiloto, capitán Robert Lewis, exclamó, horrorizado y arrepentido: oh, Dios mío, ?qué hemos hecho?, Hemos sembrado muerte y destrucción.

En cambio el capitán de la nave, comandante Tibbets, justificó su acción, porque según su criterio, cuando se está peleando en una guerra, para ganarla se deben usar todos los medios posibles.

Concepciones éticas tan distantes como las que constantemente se debaten en cualquier circunstancia en que hay dos o más personas y de esa realidad no escapan las salas de los tribunales nuestros.

Necrótica, la licenciada Ana Milka, tiene razón en este razonamiento, la justicia no siempre camina con la rapidez que ameritan ciertos casos, de repente los ciudadanos entendemos que tenemos una justicia casi muerta.

Valores éticos y morales, es su criterio personal, ella también es juez y hay casos que llegan a jueces mal manejados desde el comienzo, originando decisiones que a muchos, no, nos parecen morales ni éticos.

La juez Acosta Collado, no tiene razón por partir de un razonamiento sin fundamento jurídico, sin aportar las pruebas que le den sustento, hizo un comentario personal, que ha trascendido y causado ronchas.

Un juez, debe tener mucho cuidado hasta con los que están en su entorno, porque en ocasiones hay vivos que venden sentencias, cobran por ella, pero el juez no recibe nada y no se entera que, lo han usado.

Y como, se usa a un juez; cuando un amigo se le acerca a pedirle un favor, para otro amigo, y ahí sin proponérselo ese juez para la percepción de la gente, actuó por dinero, dinero que no ha recibido, pero que alguien en su nombre ya cobró.

No exagero, en mis años de corresponsal, maneje muchos casos de amigos que Vivian de las decisiones de fiscales, policías y jueces, siempre andaban haciendo diligencias para amigos, pero cobraban.

Cuando se está en un cargo de tanta responsabilidad, como el de juez en pueblo pequeño, se está en la mirilla de malintencionados.

Conocí el caso de un juez, que desprecio dos millones de pesos para favorecer a alguien con una sentencia, como no atemperó, el caso fue trasladado a otro tribunal, donde se disidió de acuerdo a los intereses buscados; No sé si en ese otro tribunal dieron los dos millones.

Creo que antes que alguien de otro lugar aunque sea el jefe inmediato tenga que venir a resolver esas ronchas, esos jueces que piden que se investigue, deben conversar con la denunciante.

A escucharla, que de seguro tendrá que ,decir en torno al tema, y seguirla tratando como una de ellos porque al fin y al cabo siempre donde convergen ideas diferentes, siempre habrá la suspicacia en torno a los comportamientos.

Ahora por el bien de todos, me atrevería recordar a esos jueces, a quienes conozco y se la honestidad en que se desenvuelven a que recuerden que la mujer del Cesar, no sólo debe ser honesta, sino que también debe aparentarlo

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