ABUSOS SEXUALES A MENORES Ocho víctimas cuentan cómo fueron violadas INVESTIGACIÓN RECOGE EXPERIENCIAS TRAUMÁTICAS DE AFECTADOS


ABUSOS SEXUALES A MENORES
Ocho víctimas cuentan cómo fueron violadas
INVESTIGACIÓN RECOGE EXPERIENCIAS TRAUMÁTICAS DE AFECTADOS



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Wendy Santana de Franjul
wendy.santana@listín diario.com
Santo Domingo
Sólo el que se sienta a observar lo que sucede a su alrededor, pregunta, investiga, consulta y analiza con expertos por qué hay tantos adultos que no han podido iniciar la carrera de sus vidas o avanzar en sus proyectos, se dará cuenta de que el problema es más grave de lo que parece.
Detrás de ese ser que se siente fracasado, con la estima en el suelo, sin fuerzas para luchar, esquivo o agresivo, generalmente hay una víctima de un abuso o violación sexual durante su niñez o adolescencia, que no ha podido superar porque las heridas emocionales fueron muy profundas.


Los especialistas de la conducta tipifican estos episodios como crímenes que afectan el cerebro de las víctimas por el resto de sus vidas impidiendo, en la mayoría de los casos, su desarrollo pleno y sexualidad natural, y lo que es peor, convirtiéndolos en potenciales repetidores de esas acciones.
Atribuyen esos cerebros dañados a recuerdos perturbadores de su infancia cuando fueron sorprendidos con un desnudo de alguien invitándolos a hacer algo que desconocían, unas palabras obscenas que les causaban pudor, un daño físico que no entendían por qué sucedía, o un deseo “extraño” que los llevaba  a “develizar el misterio”.
Se considera abuso sexual desde mirar y desear a un menor sin tocarlo, hasta inducirlo u obligarlo al coito y causar un embarazo, en el caso de la hembra, y en los casos extremos ocasionarles daños físicos o incapacidad. Los traumas que no se borran se atribuyen a los registros inconsientes que hacen los cerebros de las personas.
En este reportaje presentamos crudas historias de las que se ven y escuchan a diario, pero que nadie se detiene a pensar en que mañana puede ocurrir con sus propios hijos, nietos u otros familiares, quedándose de brazos cruzados ante un fenómeno que cobra fuerza cada día, a pesar de las sentencias de los tribunales.
Las frecuentes noticias en los medios de comunicación sobre violaciones sexuales no pasan de ser un asombro para los lectores, mientras las ínfimas cifras presentadas resultan insignificantes para los juzgados comparadas con los múltiples casos “graves” que tienen que tratar.
Quinceañera con retardo no tolera hombres raros
Ya tiene 18 años pero ahora es que está aprendiendo a escribir porque su capacidad intelectual no le alcanza para otra cosa que no sea dibujar un diablillo con cachos, cara de malvado y boca sucia. También dibuja jardines llenos de flores, un sol brillante y un cielo con estrellas, todo blanco y negro. No ha podido entender el significado de las palabras escritas, aunque verbalmente Dios le ha permitido expresar algunos sentimientos, como tristeza en sus ojos el día que la violaron en un callejón del barrio Capotillo, justo por donde corren los “jodones” cuando los persigue la Policía.
Frente a la casa de esta joven con retardo mental, abusada a pocos días de haber cumplido los 15 años, hay un letrero del Ministerio de Obras Públicas lleno de hoyos que dice que la Escuela Básica de Capotillo está en construcción. Las piedras y los tiroteos han hecho un diseño raro al letrero y la adolescente lo compara con su cuerpo.
Dice que así fue que le hizo su verdugo, al describir lo que le pasó. A diferencia de otras víctimas, no llora ni se angustia cuando relata su historia, porque la conciencia retraída le ayuda a no revivir los momentos en que el sujeto, de 25 años, quiso enseñarle “lo que es la vida”.
Ella supo “lo que era un hombre” cuando se vio con la boca tapada en el callejón que le dijeron que era peligroso, con un dedo incrustado en sus genitales y una molestia que no se le quitó hasta que se lo contó a su madre, cuando al verla huir de la presencia del vecino (agresor) le preguntó la razón.
Sólo 12 años le dictaron en la cárcel al violador de menores, lo que llenó de impotencia a los padres de la víctima al haber pedido la pena máxima de 20 años, por entender que el daño psicológico a su hija fue doble por tratarse de una menor indefensa y cohibida de muchas de sus facultades mentales. El agresor rondaba la casa de ella todos los días y era de los que jugaban dominó frente a un colmadón y daba la voz de alarma cuando los agentes policiales se “tiraban” a buscar consumidores y vendedores de drogas. Ya tiene dos años presos y todavía niega que le haya hecho algo a la muchacha. Lo que sí asegura es que cuando salga matará a la familia entera.
Con 42 años se aterroriza al ver una mujer desnuda
A los 7 años, período de la vida que la Biblia señala como la etapa en que concluye la primera inocencia e inicia la conciencia, el niño vio en su nana algo más de lo que había visto en su madre.
Los pechos rosados de su progenitora los relacionaba con la leche que lo alimentó cuando pequeño; su vientre le recordaba el lugar donde sentía más calor cuando tenía frío y la abrazaba, y sus piernas era lo que veía caminar de manera apresurada cuando apenas su estatura llegaba a las rodillas de su madre y no podía alcanzar su paso tan rápido.
Cuando ya estaba en segundo grado de primaria veía en la pizarra un cuerpo humano lleno de huesos, rayas u órganos raros y le parecía divertido dibujarlo, o intentar hacerlo, porque sus destrezas psicomotoras no le permitían plasmarlo tan perfecto como en los libros.
Fue su nana quien le cambió la forma a todo. Estando su madre de viaje, la niñera se lo llevó a su cuarto “para protegerlo” y antes de dormir le decía que le enseñaría un juego divertido. Se quitaba la ropa una por una delante de él y esto le causaba miedo. Mostraba sus pompis por delante y por detrás, abría sus piernas frente a él y le pedía que chupara sus pechos.
¡Mamíiiii...!, recuerda que exclamaba lleno de miedo este hombre de hoy 42 años, cuando era sometido al espectáculo a los 7 años. Su madre nunca lo escuchó, dice con angustia en sus ojos, al explicar que era tan niño que cuando ella lo llamaba por teléfono, dos y tres días después del “abuso”, no le decía nada porque había olvidado el episodio y que su madre no le preguntaba cómo lo estaba tratando la trabajadora.
 Su primera relación sexual se produjo a los 30 años en la misma Zona Colonial que lo vio nacer y resultó dolorosa porque inconscientemente veía en la joven mujer de tez blanca que le estaba ofreciendo su cuerpo, la piel flácida de la nana, los pechos con pezones oscuros de su piel morena, un vientre sumamente abultado y unas piernas con grumos.
En la quinta relación logró ver a la mujer que realmente tenía en frente, pero cuando ésta le presentó a su madre, era tan parecida a la nana que volvió a sentir repudio por las mujeres y decidió no casarse ni tener hijos, para que no le vaya a ocurrir ningún abuso. Todavía intenta “ser normal”, aunque sabe que tiene que dejar el trauma rápido porque el tiempo va corriendo. Nos cuenta su historia para que lo ayudemos a buscar a esa mujer y someterla a la justicia por abuso sexual y en el tribunal, siendo su propio abogado, poder decirle lo “abusadora” que fue.
Llora la muerte de su madre al escuchar la palabra “tío”
Sólo recuerda un corre corre en su casa. Todos lloraban y buscaban ropa blanco y negro para ir al sepelio de su madre. Ella no sabía qué hacer. Solo observaba y callaba. Su madre se fue a destiempo estando en Francia, donde fue a trabajar para darle mejor futuro.
 Pues el día que trajeron el cadáver a Santo Domingo se hablaba de enterrarlo de inmediato porque ya tenía varios días de preparación. Dice que el hermano menor de su madre la quería mucho y que no quiso ir al cementerio para quedarse cuidando a la niña.
 Explica que eso fue lo que pensó en su mente de seis años, hasta que lo vio “furioso” y la lanzó en una cama, le quitó su prenda íntima y le “hizo cosas con la boca”. Durante cuatro años la tocaba en distintas partes del cuerpo como si fuera su dueño, la miraba de manera amenazante y la obligaba a tomar un trago que la hacía dormir y despertar con un gran dolor en su vulva y ano en una “casa de cartón” del populoso sector de Vietnam.
 A los 10 años fue que pudo descansar de esa presión, cuando el padre le preguntó que por qué no quería abrazarlo y ella le contestó que odiaba a los hombres. Esa conversación generó una investigación que terminó con 20 años de cárcel al victimario, al declarársele culpable de múltiples violaciones sexuales, físicas y psicológicas a su sobrina.
 Ahora tiene 23 años, está casada con un joven de 27 y han procreado una infante de dos años, a la cual no deja sola ni un sólo instante, ya que su pareja, el padre de la niña, ha tenido relaciones sexuales con su propia hermana y entiende que no es un hogar seguro, con la agravante de que no puede dejarlo porque no cuenta con recursos para sostenerse.
El tío que la marcó para siempre haciendo que llore cada vez que alguien dice “mi tío”, porque recuerda el ataúd de su madre, los llantos de la gente y su incertidumbre al no saber qué estaba pasando con su cuerpo cuando todos se fueron y la dejaron sola con el violador, quien negó los hechos alegando que la chiquilla estaba poseída por el demonio.
Estudiante de medicina no tolera cadáveres de varones
Cuando observa la osamenta de los cadáveres de personas de sexo masculino tiene que salir rápidamente del laboratorio porque entra en shock. Eso lo dice la maestra que descubrió que el temor de la joven de 24 años no es el cuerpo sin vida, sino el sexo.
 Conversando con ella descubrió que en su familia había varias mujeres que han sido violadas o abusadas en su integridad moral y física. Tres de sus tías fueron abusadas por su padrastro cuando tenían entre 9 y 13 años y aunque están de lleno en la iglesia pidiéndole a Dios que las haga borrar ese hecho, 30 años después no lo han logrado.
La estudiante de medicina escuchaba siempre el lamento de la madre de las víctimas, por no haberle creído a sus hijas cuando le decían que el padrastro las acosaba y acostaba en la cama matrimonial cuando llegaban de la escuela y sólo las calles llenas de polvo y piedras de Villa Mella sabían de su pena.
Otra prima de la estudiante también se ha enterado de la historia y ambas se autoprotegen. La universitaria decidió compartir con muchachas en un apartamento de soltera entendiendo que es adulta y con 25 años se puede hacer lo que quiera.  La prima tiene 16 años y dice sentirse confundida al no saber si le van a gustar los hombres o las mujeres.
La familia está muy preocupada porque si bien no quiere más hembras violadas, tampoco acepta lesbianas ni muchachas confundidas, estresadas, traumatizadas ni temerosas de lo que se van a encontrar en la vida. El padrastro murió del corazón una noche oscura y ese mismo día toda la familia supo la verdad, secando con esta noticia el llanto de quienes le pudieron tener alguna estima.
Joven besa mujeres para borrar los labios de su padre
“Si la vida te da limones, aprende a hacer limonadas” publica en su facebook una joven de 25 años que fue violada por su padre a los 13 años y hoy no tiene reparo en exhibir su cuerpo en un baile erótico alrededor de un palo en la moderna ciudad de Cataluña, en España.
Todo lo que ella es hoy se lo debe a su madre, entiende, al responsabilizarla por haber tenido un pasado tan brumoso como el de haber sido enviada a Estados Unidos a vivir con su progenitor para que tuviera mayores oportunidades de progreso y éste la tomara múltiples veces, la embarazara y la hiciera abortar.
 El hombre que le dio la vida también se la quería quitar, asumía la joven cada vez que la perturbaba teniendo sexo con ella, alegando que lo necesitaba y que la persona que mejor podía hacerlo era su padre, quien la había hecho a su imagen y semejanza y sólo él podría complacerla.
 Con dolor recuerda que fue un día en su habitación que la encontró explorando su cuerpo y descubriendo el placer, cuando su padre quiso participar en ese momento íntimo natural y muy común en jovencitas que están comenzando a ovular y a ver su menstruación.
 Ella no le tenía mucha confianza porque no se había criado con él y apenas llevaba dos años conviviendo en la misma casa, pero sentía la obligación de callar porque se creía culpable de lo que estaba pasando y responsable de haber permitido que un familiar tan cercano entrara en contacto íntimo con ella.
 Este hecho quedó impune. La familia lo calló por vergüenza y el padre vive un matrimonio aparentemente “normal”, mientras la chica siente que no vale nada, que su cuerpo puede ser de cualquier persona que lo pueda pagar a buen precio para sobrevivir, ya que por la perturbación que tenía con su padre no pudo estudiar ni prepararse para ser “normal”.
Sólo drogado logra entender por qué fue violado a los 14
Generalmente se pasa el tiempo sentado en un sofá de su casa pensativo. Cuando no está es posible que se encuentre en su cuarto y que de allí emane un olor a marihuana que lo perciben los vecinos en el populoso sector de Villa Juana.
 Su hermana trabaja, pero él no. Dice que no tiene ánimo de nada. No pudo pasar las matemáticas en el último año del bachillerato y decidió dejar ese tormento desertando de la escolaridad secundaria porque no podía cargar tan pesado con dos problemas: el liceo y Boca Chica.
 Boca Chica es el lugar donde fue violado por un joven de 24 años cuando él tenía 14. Eran dos chicos de la misma edad que quería violar, pero el compañero fue más vivo y logró escapar, quedándose él bajo las redes de un muchacho que no tuvo clemencia de sus súplicas.
 Con varias bofetadas que le dio ya se sentía aturdido, pero aún así sintió algo extraño y doloroso en su ano varias veces, clamando porque lo dejara ir. El desmayo provocado por la situación estresante y el miedo a lo que podría ocurrir lo recuerda acompañado del sonido de la playa embravecida en un verano hace 18 años.
 Eran como las 4:00 de la tarde. Mucha gente se bañaba en la playa y nadie escuchaba nada. Sólo él oía las expresiones del verdugo que lo tenía en el piso, lo cual se confundía con el gemido de las olas al golpear la arena de la playa cuando mucha gente la visita.
 La sensación de vacío y de irse de este mundo es lo único que lo hace sentirse bien, dice su hermana, quien tiene escrito el testimonio que dio a un centro de rehabilitación de adictos y a quien le ha confesado que sólo se siente bien cuando está mareado, como le dijo el victimario que iba a ocurrir cada vez que consumiera drogas.
Cuatro décadas contra la inocencia de 15 niñas y niños
El Picú le decían a ese hombre delgado, pequeño, poco atractivo para los parámetros de belleza y elegancia de las sociedades modernas, que con 41 años encima ya iba empeorando su situación en los campos de Mao.
 A los 16, comentan sus familiares, era burlado por otros muchachos de su edad y las hembras lo despreciaban tildándolo de “horrible”, “aburrido” y “pariguayo”. El no poder tener una novia ni conseguir a alguien que le enseñara a hacer el amor a la edad habitual en que los jóvenes comienzan a hacerlo, hizo que se prestara  a una violación.
Con tanto deseo de saber cómo era eso aceptó la propuesta de un hombre de 30 años de tener relaciones sexuales anales. No le encantó la escena, pero no tenía más opciones, confiesa hoy sin poder detener el llanto, y tuvo que repetir la experiencia una y otra vez.
 Cansado ya de que lo abusaran “con su consentimiento”, decidió invertir los papeles y hacer lo mismo a niños y niñas. Los más cercanos eran sus sobrinos. Cinco varones de 10, 12 y 13 años y dos hembras de 8 y 9 años tuvieron la misma experiencia amarga de la violación.
 Ya tiene 46 años y hace apenas cinco que fue apresado y condenado a 20 años de prisión por abuso y violación a menores de edad, aunque en varios episodios se presentó como un demente o una persona que no sabía lo que hacía porque había sido violado también.
 La jueza que conoció el caso le preguntó que si lo hacía en venganza y éste contestó que sí. Cuando le preguntaron que si era justo que se vengara con sus propios familiares dijo que dónde estaba ella cuando a él lo estaban violando por feo y ridículo que era.
Nietos aprenden con su abuela que algo anda mal
Su primera hija tiene 15 años y él tiene 32. Contaba con 17 abriles cuando embarazó a una adolescente de 13 años porque su abuela le indujo a tener relaciones sexuales a temprana edad, diciéndole que tenía que hacerse un hombre y buscara una niña para ella enseñarle. Primero lo excitaba con las manos en sus genitales para que “aprenda” a responder bien cuando tenga una mujer de frente. Ese episodio aconteció cuando tenía 10 años.  Luego le pedía que trajera a dos o tres niños para enseñarles a manejar sus erecciones.
 A los 13 años comenzó a llevar niñas a la casa para que la abuela, de 74 años, las convenciera de tener sexo con él. La señora las hacía desnudar bajo el alegato de que debían perder la vergüenza. Todos. Ella reía a carcajadas cuando veía a los niños desnudos. Les explicaba lo que ella hacía con su marido y se excitaba.
 La abuela del joven vivía sola con el nieto porque la madre de éste se había ido a residir a Estados Unidos y no tenía con quien dejarlo. El niño entendía que su abuela hacía lo correcto porque ella era la que sabía lo que hacía. Hoy entiende que estaba demente y que abusó de su inocencia.
 Confiesa que hubiera preferido descubrir la sexualidad por sus propios medios y no de esa manera porque fue un poco extraño y eso le generó desconfianza en todo el mundo, al ver que la persona que más quería y que lo atendía bien era una perdida y que lo mismo hacía con los demás nietos que la iban a visitar.



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