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De cómo nace el particular drama amoroso entre Quirino y Elías Piña

Portada de al cuenta de Twitter de Quirino Ernesto Paulino Castillo al 26 de marzo de 2015.
SANTO DOMINGO (Rep. Dominicana).- El retorno de Quirino Ernesto Paulino Castillo a la República Dominicana volvió a poner de relieve el paradójico drama amoroso que existe entre el excapitán y Elías Piña, su provincia natal.


El convicto dice que anhela llegar a la provincia y tiene una foto de su entrada como portada de su cuenta de Twitter. Y es más que correspondido. Vale recordar que en enero de 2005, cuando se discutía su extradición a Estados Unidos, un grupo de gente que decía venir de Comendador se congregó frente al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, exigiendo que fuera procesado en el país. Hoy, una década después y habiendo cumplido una pena de nueve años por narcotráfico, la gente lo espera como esperaría a un héroe: “lo esperamos con los brazos abiertos”, “tenemos hambre y sed de abrazarlo”, “aquí lo cuidaremos”, son el tipo de expresiones usadas por sus compueblanos al manifestar su deseo de que regrese.
Lejos de resguardarse de expresar su simpatía por el capo en los medios de comunicación, sus compueblanos lo procuran. Así lo cuentan, no sin asombro, los periodistas que han visitado la zona recientemente.  
Quirino se convirtió en el programa social de Elías Piña”. Esto hizo que la empobrecida y remota comunidad se sintiera estrechamente unida al que entonces era un poderoso narcotraficante
Ocurre pese a que Paulino Castillo ya no es “El Don”, ya no es más el hombre escandalosamente adinerado que dejaba caer migajas de su fortuna sobre manos tan pobres como agradecidas; o al menos no se espera que lo siga siendo, si es que su nueva realidad se corresponde con las consecuencias más lógicas de su castigo.
Aunque lo parece, la relación entre Quirino y Elías Piña no es, en esencia, contradictoria. 7dias.com.do conversó sobre el tema con expertos en fenómenos sociales que tienen una explicación para esto.
La antropóloga social Tahira Vargas explica que casos como este pueden ocurrir si el escenario socioeconómico es propicio. Cita la pobreza como una condición para que se produzca este tipo de liderazgo.
La idea se sustenta con el emblemático caso de Pablo Escobar, que más de dos décadas después de su muerte sigue siendo venerado en el barrio de Medellín que lleva su nombre, y que se fundó precisamente por iniciativa del capo, que construyó un grupo de viviendas para distribuir entre personas que, antes de recibir la donación, vivían en un basurero.
Y, volviendo al plano local, si alguna característica socioeconómica es radical y determinante en Elías Piña es precisamente la pobreza: “Es la provincia más pobre del país, con el índice de desarrollo humano más bajo, con más del 80% de la población homogéneamente pobre”, apunta Vargas.
Destaca que la situación de carencia es tan generalizada que esta demarcación ni siquiera registra los elevados niveles de desigualdad que tienen otras y, no por falta de pobres, sino porque los ricos conforman un renglón prácticamente insignificante.
Dado este escenario, el segundo elemento que, a juicio de la experta, explica el aprecio que recibe Quirino es que, mientras crecía su poder económico, mantuvo su  vínculo con la comunidad, algo poco común entre los políticos que se enriquecen:
“¿Qué hizo Quirino? Él tenía un flujo de dinero grande por el tema del tráfico de drogas… Al tener ese flujo de dinero Quirino no se aísla de Elías Piña, como han hecho otras figuras de algunos pueblos que se enriquecen con la corrupción y se desvinculan. Él invirtió. En la producción de arroz, en el ganado, en algunos comercios. Para la gente él era una fuente de ingresos, creó empleos, puso a funcionar estructuras de producción en la provincia”.
Sus gestos de “solidaridad” se extendían hasta más allá de su círculo de colaboradores cercanos y empleados. Se dice que asistía a organizaciones sociales y a particulares, y que, a diferencia de algunos políticos, “siempre tenía las puertas abiertas”.
Vargas considera que, de algún modo, “Quirino se convirtió en el programa social de Elías Piña”. Esto hizo que la empobrecida y remota comunidad se sintiera estrechamente unida al que entonces era un poderoso narcotraficante y surgiera en ella un fuerte sentimiento de agradecimiento.
Foto publicada por el periódico Hoy el 12 de enero de 2005. Documenta una manifestación llevada a cabo por gente de Comendador para exigir que Quirino no fuera extraditado.
Foto publicada por el periódico Hoy el 12 de enero de 2005. Documenta una manifestación llevada a cabo por gente de Comendador para exigir que Quirino no fuera extraditado.
Cabe preguntarse hasta qué punto él tendió estos lazos de manera intencional con un interés de ganar protección y apoyo, extremadamente necesarios en el peligroso mundo del narcotráfico, o si su sociabilidad y solidaridad eran, en esencia, cualidades personales o reflejo de esas características culturales que persisten, con más fuerza y a fuerza de necesidad, entre los muy pobres.
No hay una respuesta clara. Es muy probable que las razones se articulen, piensa la experta. Se conjugan la búsqueda de apoyo, legitimación y aceptación, pero también existe “una cultura de solidaridad que a veces es lo que hace que la gente no sufra hambre”.
Para la antropóloga, lo que sí está claro que esta actitud paternalista es una herencia de la forma en que, históricamente, se ha practicado el poder en la República Dominicana.
 El primer elemento requerido sigue siéndole favorable. Elías Piña sigue ahí: igual de pobre, la más, y su pobreza es, como antes, un buen caldo de cultivo.
“…Eso, claro, lo convierte en una figura de poder y refuerza el modelo de asistencia social a base del paternalismo. No es Quirino que crea esa cultura del paternalismo. Está en nuestros modelos históricos de gestión, desde el Estado, del poder. Porque uno de los problemas que hemos tenido es que los gobiernos no asumen su rol frente a la ciudadanía, pero dan dádivas para ganar simpatía”, precisa.
El sociólogo José Antinoe Fiallo piensa que, en general, un narcotraficante responde a patrones bien establecidos dentro de su ámbito de desenvolvimiento, dados porque el narcotráfico es una “red social capitalista” y está asociado a ciertas formas de vida y mentalidad.
Para  que, desde esa lógica, sea funcional, “se requiere desarrollar estrategias de presentación de imágenes, ya sea de personajes o de supuestas iniciativas de apoyo y respaldo a sectores de la población de varios estratos y clases sociales”, apunta Fiallo.
Al mismo tiempo se incorporan expresiones que “le dan un rostro” a la red, como “la hermosura femenina” o una “aparente asunción de justicia popular redistributiva”, señala. 
Estas conjeturas pueden explicar la relación de afecto entre Quirino y Elías Piña, pero es difícil saber cómo evolucionará. Pablo Escobar murió, y es entendible que sus auxiliados lo sigan queriendo. Quirino Ernesto Paulino Castillo, en cambio, sigue vivo y perdió drásticamente su poder económico, aunque nadie sabe si es lo que se dice un hombre pobre - y menos si cobra todo lo que supuestamente le adeudan políticos y empresarios-. El primer elemento requerido sigue siéndole favorable. Elías Piña sigue ahí: igual de pobre, la más, y su pobreza es, como antes, un buen caldo de cultivo.

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