Macho Coca, el empresario pesquero acusado de construir el mayor imperio de la droga de Costa Rica

  • 16 octubre 2015
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Image captionGilbert Bell (derecha) acudió a la Asamblea acompañado de su abogado, Álvaro Moreno Gómez (izquierda).
- ¿A usted por qué le dicen Macho Coca?
- A mí todo el mundo me llama Gilbert o sólo Macho.
Esa fue la conversación que mantuvieron el diputado Francisco Camacho, del Frente Amplio, y el empresario pesquero Gilbert Bell Fernández, acusado de construir uno de los mayores imperios de la droga en Costa Rica.


Lo hicieron el 1 de octubre, en el Congreso, cuando el empresario compareció ante la Comisión Permanente Especial de Seguridad y Narcotráfico para dar explicaciones.
La Fiscalía lo había señalado como el principal sospechoso de la construcción de un muelle para el narcotráfico en Portete, a 7 kilómetros del centro de Limón y 254 kilómetros al sureste de la capital, San José.
En la comparecencia, Bell nego saber quién había levantado el muelle ilegal en terrenos del Estado.
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Image captionCuando compareció ante el Congreso no sabía que una semana después le tomarían esta foto.
"Mi presentación es mi hoja de delincuencia que aquí se las dejo: nunca he sido indagado, ni procesado, ni condenado por ningún delito y todo lo que la prensa ha dicho de mí es falso", añadio, haciendo referencia a un registro criminal impoluto.
Sin embargo, eso estaba a punto de cambiar.
Y el empresario aún no sabía que tendría que permanecer seis meses en prisión preventiva, mientras era investigado.

Empresario de éxito

A principios de la década de 1990 el nombre de Bell comenzó a hacerse conocido en la provincia de Limón, en el Caribe costarricense.
Se dedicaba al negocio de la pesca y parecía que le iba bien.
Su fortuna era cada vez mayor, y se hacía visible en lujosas propiedades.
El empresario siempre aseguró que el dinero le viene del pescado.
Y lo volvió a repetir el primer día de este mes en el Congreso.
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Image captionLa pesca es la actividad principal en Limón, en la costa caribeña de Costa Rica.
Allí explicó que tiene tres licencias emitidas por el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca), y que la primera de ellas la obtuvo hace 35 años.
Aseguró asimismo que al día de hoy posee tres embarcaciones, la más grande con una capacidad para 25 toneladas, valoradas en el mercado en 50 millones de colones (unos US$60.700).
Y reconoció que, además de comprar la gasolina más barata a Incopesca, esta institución le otorgaba al mes un subsidio para 15 o 20 mil litros de combustible para cada lancha.
Una institución para la que, por otro lado, trabajaba como asesor de pesca para la región caribeña. Cargo del que fue apartado cuando comenzó la investigación en su contra.
"Yo me dedico a mi trabajo y mi familia, no soy un hombre de vicios. Yo trabajo por el dinero", sentenció durante su comparecencia en la Asamblea Legislativa.

Rumores y sospechas

Sin embargo, quienes lo investigan aseguran que en Limón todo el mundo sabía que sus barcos pescaban algo más que peces.
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Image captionSus barcos traían otro tipo de mercancía, creen los investigadores.
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), traían droga de Dos Aguas, una zona en el mar a 60 millas náuticas de la costa norte de Limón.
En ese punto entre Panamá, Costa Rica, Nicaragua y la isla de San Andrés convergen varias corrientes, que a su vez arrastran basura desde muchas partes del océano.
Entre los desperdicios se juntan losfardos de cocaína que los narcotraficantes tiran al mar cuando huyen de la guardia costera.
Y según los investigadores, los barcos de Bell se hacían con esa droga abandonada para venderla después.
"Por todos era conocido, desde hace años, que estaba relacionado con asuntos de narcotráfico", le confirmó Gerald Campos, el director del OIJ, al medio costarricense La Pensa.
"No es fácil investigar narcotráfico y curiosamente, en la zona de Limón, todo el mundo lo habla, pero nadie testifica", se quejaba.
Así que "a falta de prueba testimonial debemos buscar otras formas de investigar”, añadió.

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