Manifestaciones en contra y a favor de las plantas a carbón que se construyen en Baní

PERAVIA (R. Dominicana).- Representantes del Comité Nacional de Lucha contra el Cambio Climático se manifestaron este domingo en rechazo a la construcción de las plantas a carbón en Punta Catalina, un proyecto empujado por el Estado dominicano como parte de su política para cambiar la matriz energética por una que suponga menores costos de producción.


Los ambientalistas están convencidos de que la ventaja económica a que hace referencia el Gobierno no es tal, sobre todo porque el impacto ambiental de la generación a partir del carbón es muy severo.
El Comité cuestionó también el aspecto de la seguridad de las plantas a carbón que construye el Gobierno.
“Estas plantas emitirán 607.37 toneladas de CO2 por hora, lo que significa que cada día arrojarán a la atmósfera 14,504.88 toneladas de CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero causante del cambio climático”, precisó Enrique de León, del Comité de Lucha contra el Cambio Climático.
Según la organización, esto significa que la República Dominicana, que está identificada como eldécimo país más vulnerable al cambio climático en el mundo, duplicará los niveles de CO2 que emite actualmente, en lugar de tomar medidas para su reducción.
Además de contribuir al calentamiento global, en el ámbito local las plantas a carbón estarán acompañadas de nuevas amenazas a la salud de los habitantes de las comunidades cercanas(Catalina, Carretón y Paya) porque carecen de filtros que retengan la emisión de metales pesados, mercurio y otros contaminantes, según la información ofrecida por el Comité.
“Estas plantas producirán 174,140.07 toneladas de cenizas (rockash) y 14,155.26 toneladas de escorias cada año que serán depositadas en las cercanías de la comunidad de Catalina”, indicó la organización, que apuesta a la generación a partir de fuentes de energía limpia.
Recordó que en 2004 el municipio de Manzanillo, en Montecristi, y otras áreas cercanas experimentaron una situación de emergencia medioambiental por el depósito ilegal de unas 57 mil toneladas rockash en la zona.
El Comité cuestionó también el aspecto de la seguridad de las plantas a carbón que construye el Gobierno.
En este sentido, precisó que Catalina es un lugar con alto nivel de riesgo porque es una zona sísmica activa, con fallas tectónicas que atraviesan el área en dirección noroeste-sureste, por lo que está particularmente expuesta a terremotos y maremotos.
Además es desfavorable la dirección del viento, que llevará los residuos contaminantes de las plantas hacia la reserva científica Leonard Erik Ekman y los parques nacionales Luis Quinn y Máximo Gómez, según la organización.
Otro punto altamente criticado es la transparencia en la licitación de las plantas, que le fue otorgada a la empresa Odebrecht.
“La construcción de estas plantas de carbón mineral ha carecido totalmente de transparencia y el costo anunciado supera el promedio internacional y de otras presentadas en la licitación en más de 500 millones de dólares”, asegura el movimiento.
Esto, asegura, le resta seriedad a la posición del Gobierno, que reconoce que la energía del carbón es altamente contaminante, pero apela a razones económicas y a la emergencia que representa la crisis energética para presentar el proyecto como un mal con el que se busca sanear males mayores.
La comunidad apoya las plantas de carbón
La manifestación de los ambientalistas se llevó a cabo en la entrada de Catalina. Al otro lado de la calle, cerca de una veintena de comunitarios se manifestaban con la posición contraria, es decir, a favor de que se desarrolle el proyecto.
La amenaza de que la comunidad completa sea desalojada eventualmente, es un tema que a este grupo parece resultarle poco familiar.
Sus motivos son más inmediatos e individuales, como es de esperarse en una comunidad pobre y ajena a la consciencia ambiental.
Fernando Alcántara Cabrera, chofer del sindicato de camioneros de Catalina, expresó que tienen 30 camiones trabajando en las plantas, cuando antes no tenían ninguno, y que es algo que no están dispuestos a perder por razones ambientales.
Además, destacó que hay más de 200 jóvenes que están recibiendo capacitación por parte de Odebrecht y la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) y que se espera que efectivamente encuentren empleo en el proyecto.
Otro de los manifestantes, Vidal Facón, piensa que las razones ambientales que destacan los que se manifiesta al otro lado de la calle pueden impedir el desarrollo de Catalina. “Está muy empobrecida la comunidad y hasta ahora no ha pasado nada malo. Aquí no hay enfermedades raras ni nada. Las plantas los que nos traen es progreso”, dijo.
Lo mismo opina Víctor Confesor Méndez, que se identifica como el primer alcalde de Catalina: “Aquí no había nada y ahora hay gente hasta con camiones. Gente que se metió en el lío de comprar camiones por las plantas. Antes no tenían nada”, expresó.
Agregó que él mismo puede dar testimonio del aporte que ya supone el proyecto energético. “Soy un hombre enfermo. Me han dado tres trombosis. Mi hijo me compra las pastillas todos los meses gracias a que trabaja ahí”.
La amenaza de que la comunidad completa sea desalojada eventualmente (ya se han producido algunos desalojos), es un tema que a este grupo parece resultarle poco familiar. Consideran que no está contemplado y lo ven como una posibilidad tan lejana que no les quita el sueño.

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