Desorganizada acción social desde el gobierno


POR ALEJANDRO SANTANA


Desde siempre los gobiernos dominicanos han manejado muy mal sus programas de acción social a favor de los pobres originando con su manera que en vez de beneficio ese segmento poblacional salga lastimado, humillado mal tratado y con el claro concepto de que la pobreza no tiene solución.
Lo expresado, es en el sentido de la mala forma en que se pretende siempre desde arriba en diferentes épocas salir a calmar el hambre de siempre en un día, como si este tipo de acción resolvería las calamidades de siempre.

Son muchas las veces que hemos tenido que salir a criticar el clientelismo oficial, la falta de programas efectivos a favor de los pobres y por que no la manera en que se pretende ir en ayuda de los pobres.

Lo hemos criticado por su desorganización, visión y acción equivocada con que todos los que nos han gobernado desde la muerte de Trujillo lo han entendido.

La política de salir a repartir una libra de arroz a los pobres en navidad se convierte en una burla contra un sector poblacional que se sabe donde está ubicado y que bien podría ser beneficiado si se elaboraran políticas sinceras para protegerlos.

Pero es mas relevante para quienes nos gobiernan salir como los redentores a dar la libra de arroz públicamente a esos muertos de hambre que hacen largas filas y que al final salen con su auto estima muy lacerada por la impotencia y la burla de los de arriba.

No entiendo el por qué habiendo tantas instancias, que tienen el compromiso de erradicar o mejor dicho en acudir a favor de los pobres, estas no sean las que hagan el trabajo y se repita tantas veces el errático escenario de la repartidera de la comida de un día.

Pero si se pasa balance a la manera como se hace se vera lo que es una realidad, los beneficiarios siempre son el tigueraje que venden las mercancías para dedicarlo a otras cosas menos consumirlo con sus familias.

Parece que es utópico, preguntarse hasta cuando desde el Estado se seguirá con la mala practica de burlarse de los pobres cada año, y de esa forma cuando se tiene claro, donde están, cuantos son y la manera de beneficiarlos realmente.

Aunque sea clamar en el desierto es oportuno pedir que esas burlas contra los pobres desaparezcan de la percepción de nuestros gobernantes.


Que se apliquen políticas efectivas a favor de ese segmento poblacional, que se creen fuentes de trabajo que se de cumplimiento a los acuerdos internacionales salidos de los tantos foros de países que se han reunido y han asumido compromisos a favor de los pobres.

Que no se siga con el feo espectáculo del ultraje a la dignidad humana, que no se siga atropellando a personas humildes que cometen el error de acudir a lugares donde supuestamente le darán alguna ración alimenticia y solo reciben la vejación, el atropello y la degradación.

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